Ermita de
Santa Ana: Es un
edificio de pequeñas dimensiones de una nave, con
ábside rectangular y
portada a los pies con un porche añadido. La nave tiene una cubierta artesonada que sustituyó a otra abovedada, tal vez de crucería, si interpretamos los gruesos contrafuertes góticos exteriores. Esta ermita ha sido restaurada en 2004, cuando se le adosa el porche, y la
fachada de
piedra. Sus interesantes restos románicos son los once
canecillos del muro sur, con decoración de
rollos y mascarones. Hay que señalar una
ventana de medio punto con
capiteles y dos cabezas zoomorfas situada en el presbiterio. La cabecera muestra una ventana de
arco apuntado sobre dos
columnas rematadas en sencillos capiteles. El muro norte contiene once canecillos, con decoración geométrica y animalística. Su construcción definitiva puede datarse a principios del siglo XIII.