Es asombroso lo de estos cinco
mensajes: resulta que alguien que quizás esté plácidamente tumbado a la
sombra de alguna
palmera en el arrullo del Mediterráneo, rodeado de gente -o quizás huyendo de ella en parte-, se formula una pregunta sobre un sitio despoblado de un secarral desierto de vida humana.
Daniel: has hecho brotar un pequeño manantial que ya ha producido, en apenas hora y media, cinco mensjaes. Es posible, también, que aquí se acabe este flujo; pero no importa.