Los primeros agricultores que llegaron a Talamillo construyeron sus eras alrededor del
pueblo. Todas ellas estaban más altas que los
tejados de las
casas para que el viento, elemento indispensable para veldar a bieldo, soplara más fuerte. Después de
trillar los cereales, los lanzaban a lo alto una y otra vez hasta que el viento separaba la paja del grano. Así se hizo hasta mediados del siglo XlX, cuando llegaron las máquinas veldadoras. Dos décadas más tarde, llegaron las cosechadoras y
las eras, que tanta actividad habían tenido durante los
veranos, quedaron en el olvido. En la
foto, dos agricultores cargando un
carro de paja en
la era, en el año 1966. Patricio.