¡Con lo bonito que podría lucir el pueblo! si cada uno o cada una no fuera a sus propios intereses, se respetara las obras de los demás, y no se presumiera para beneficio propio de lo que todos sabemos que hay. Un día llegará, digo yo. Pero la batuta del poder es muy atractiva para subir y no volver aquí jamás, a costa de lo que sea que alguien venda, incluso, dignidad. Eso algunos no lo venden nunca.