Ya tengo molidos los pétalos del alazán de este verano. Es como una operación matemática de reducción de volumen. Parece que coges un montón y luego, reducido a polvo, una miseria. Lo justo para mis guisos del año, hasta el 2016 en el verano en que volveré a recolectar. Cuesta un montón recogerlo porque la el alazán pincha como un demonio. A todo se acostumbra una.