Cuando llegué a
casa volví a recrear a Bob Esponja con sus
amigos del día en un perfecto ambiente navideño con piñas de la
plaza que una vez mi hijo decoró.
Y con ellas hago centros nuevos, y cada año, vuelven, pero nunca iguales que para eso tenemos la imaginación y la ilusión para que algo nunca acabe por cansarnos.