Todos y cada uno de sus componentes iban a ofrecer lo mejor de si mismos frente al Portal, unos llevaban patatas, otros, ajos, otros buenos panes e incluso vino para reponer fuerzas. Cánticos, villancicos y bailes variados. Gran alegría hubo en el portal que agradecidos no paraban de sonreír. Hasta el niño Jesús, sonrió, y más tarde se quedó profundamente dormido.