Una vez dentro del recinto, y como suelo llevar buen calzado, me dije, una oportunidad como esta de ver las tripas del depósito las pintan calvas. Así ya allí, y por el mismo precio, a verlo todo en primera fila.
Cosas como éstas no ve nadie, pues depende de la oportunidad, la casualidad, y la audacia. Hasta para esto se necesita cierta dosis de valentía.
Pensé, anda que si viene alguien y me cierra la puerta... Pero todo era imaginado. Tal como entré salí y tan campante, a ver más paisajes.