Me apasiona la naturaleza es la verdad. Recuerdo cuando desde mi casa de Ablanque veía estas preciosas margaritas de tallo alto, y pensaba que eran únicas. Y lo son. ¿Quién las siembra sino la fuerza interior de las semillas, que quizás nacerían en medio de los trigales como pasaba en mi pueblo, y no tienen más remedio que quedarse donde existe la posibilidad que le brinda la nueva agricultura?. Y nacen y florecen y nos alegran el alma. No eligen, sólo eligen vivir y donde haya un resquicio asoman...