Esto ya forma parte del pasado porque una remodelación de unos pocos números de la
calle General Yagüe ha acabado con todos los plataneros del
paseo de entrada al
pueblo, y con el edifico, la marquesina del Poeta, que a pasado también a mejor vida. Aquí es que pasan unas cosas... muy injustas. Un
edificio que siempre fue declarado ilegal, desde sus inicios, desde su construcción hasta su definitiva implantación, cobra muchos más derechos que quien estaba para servir al pueblo: a los niños, a los jóvenes, a los adultos y a los ancianos. Super servicial, que hasta acogía a los peregrinos en su caminar y podían librarse de la intemperie. Así se funciona. Así juzgará la opinión pública.