DESCANSEN EN PAZ LOS PLATANEROS, A LA VERA DEL CEMENTERIO
Fueron unos vecinos excepcionales que se llevaban nuestros malos humos,
nos oxigenaban en los días que nuestras neuronas lo necesitaban más.
Pudimos reflexionar bajo su sombra, muchas veces,
no sentirnos solos, otras, por motivo de edad, soledad o abandono.
O cuando las fuerzas no sostenían nuestras piernas,
gozamos del descanso a su lado.
Sí, geniales vecinos, descansen en paz.
Una paz, por la fuerza de un hacha. ...