Los orígenes de ésta costumbre hay que buscarlos hace muchos años atrás. Según el Padre Paúl, Alfredo Herrera, esta veneración al Santo se conoce desde la Alta Edad Media. Además, en aquellos primeros años sólo bailaban los hombres hasta que, un día, una mujer se decidió a salir y desde entonces, hombres y mujeres danzan conjuntamente. Asimismo, afirmó Herrera que "une a la gente y les dice mucho a los que... Justo el santo bajo mi balcón y acompañado de los músicos que siempre entonan la jota típica de la danza. El cura párroco que tuvo la gentileza de decirnos las misas del día. Y la danza continuaba calle abajo.