Buenos días amig@s:
Hoy quiero compartir un poema con vosotros que ya es el tercero de los que voy escribiendo en Centro Poético como semifinalista. Con muchos semifinalistas hacen una publicación pero yo no la compro, simplemente participo pues no necesito ver mis trabajos publicados para saber que existen. Simplemente participo, que es lo que me importa y comparto mis poemas. Ningún sitio mejor que este espacio de lectores en el pueblo donde vivo.
Espero que os guste y hoy también os quiero dar las gracias por leer mis escritos y poemas querido pueblo
VIENTO DE DESPEDIDA
Dejé mi adiós prendido de una hierba
y te besé con sabor de amarga despedida.
¿Sabes amor cuánto lloré aquel día?
Pensé poner distancia a nuestras vidas
porque la ciudad nos trazó líneas divisorias
distintas entre la tuya y la mía.
Supe entonces que debía marchar,
dejarte y olvidar nuestro bello paraíso
al amor de una hoguera y mil estrellas.
¡Guardé la dicha en un rincón del alma!
El río se entristeció al anidar
recelo, llaga y duda en nuestros días.
El idilio acaba al final de julio,
el campo seco y dorados los trigos.
¡Él y la brisa el gozo respiraban
con agua, aire y perfume de lirios
en noches mágicas de primavera
con tus besos, caricias y suspiros!
Carmen García
Hoy quiero compartir un poema con vosotros que ya es el tercero de los que voy escribiendo en Centro Poético como semifinalista. Con muchos semifinalistas hacen una publicación pero yo no la compro, simplemente participo pues no necesito ver mis trabajos publicados para saber que existen. Simplemente participo, que es lo que me importa y comparto mis poemas. Ningún sitio mejor que este espacio de lectores en el pueblo donde vivo.
Espero que os guste y hoy también os quiero dar las gracias por leer mis escritos y poemas querido pueblo
VIENTO DE DESPEDIDA
Dejé mi adiós prendido de una hierba
y te besé con sabor de amarga despedida.
¿Sabes amor cuánto lloré aquel día?
Pensé poner distancia a nuestras vidas
porque la ciudad nos trazó líneas divisorias
distintas entre la tuya y la mía.
Supe entonces que debía marchar,
dejarte y olvidar nuestro bello paraíso
al amor de una hoguera y mil estrellas.
¡Guardé la dicha en un rincón del alma!
El río se entristeció al anidar
recelo, llaga y duda en nuestros días.
El idilio acaba al final de julio,
el campo seco y dorados los trigos.
¡Él y la brisa el gozo respiraban
con agua, aire y perfume de lirios
en noches mágicas de primavera
con tus besos, caricias y suspiros!
Carmen García