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MI TIERRA, MI PUEBLO
Te defiendo, tierra,
mi querida tierra
porque siempre seas
universal y eterna.
He llorado lágrimas
por esa amenaza cierta
y he sufrido todo, todo
el desamor por tí.
Alguien te ha vendido
y ha vendido el sol,
el agua, el viento,
una sonrisa y un silencio,
una brisa suave,
la deliciosa escarcha,
el rumor del agua
por un frio eterno.
Monedas de Judas
a cambio del alba,
de primavera enamorada,
de un sol venidero.
Por tí me entrego,
lucho, sufro y muero.
Con las manos llenas de tristezas,
a cambio de esas monedas.
Ofrezco mi vida en silencio,
a cambio de esas monedas.
No te quiero en el recuerdo, pueblo.
Quiero que reluzcas de nuevo.
No hace falta ser hijo
para quererte, pueblo.
Hacía falta ser un lucero
y brillar en el cielo.
Ahora quiero brillar
y sacarte del fango, del lodo,
del dolor, mi querido pueblo.
Ahora quiero ser astro,
luciérnaga, brisa, mariposa
y llevarme las monedas falsas.
Las falsas monedas que alguien
cambió, quitándote vida.
A cambio del sol, del agua, del viento;
una sonrisa y un silencio.
Carmen García
Te defiendo, tierra,
mi querida tierra
porque siempre seas
universal y eterna.
He llorado lágrimas
por esa amenaza cierta
y he sufrido todo, todo
el desamor por tí.
Alguien te ha vendido
y ha vendido el sol,
el agua, el viento,
una sonrisa y un silencio,
una brisa suave,
la deliciosa escarcha,
el rumor del agua
por un frio eterno.
Monedas de Judas
a cambio del alba,
de primavera enamorada,
de un sol venidero.
Por tí me entrego,
lucho, sufro y muero.
Con las manos llenas de tristezas,
a cambio de esas monedas.
Ofrezco mi vida en silencio,
a cambio de esas monedas.
No te quiero en el recuerdo, pueblo.
Quiero que reluzcas de nuevo.
No hace falta ser hijo
para quererte, pueblo.
Hacía falta ser un lucero
y brillar en el cielo.
Ahora quiero brillar
y sacarte del fango, del lodo,
del dolor, mi querido pueblo.
Ahora quiero ser astro,
luciérnaga, brisa, mariposa
y llevarme las monedas falsas.
Las falsas monedas que alguien
cambió, quitándote vida.
A cambio del sol, del agua, del viento;
una sonrisa y un silencio.
Carmen García