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Como no puedo dormir me he levantado a poner ilustraciones a mis poemas.
Ayer el Urbel me las brindó para mis versos pasados. Os sorprenderá que traiga aquí estas magdalenas bendecidas por San Antón, pero todo casa a la perfección y veréis qué lógica he encontrado por casualidad.
Resulta que en el pasado me puse a escribir como si de una inundación se hubiese tratado. Todo empezó el 20 de diciembre, y lo mismo que hoy. La prosa, imposible; y la crónica, menos. Así que quizás no sea del todo desafortunada porque fue justo la poesía lo único que se abría paso en las redacciones de los diarios a partir del 20 de enero de 1996.
Me lo criticaron, y me dijeron" ¿pero dónde vas tu con poemas con la que nos ha caído?." Y ella rápidamente se abría paso en la prensa. Porque es que recurrí a la prensa, en prosa o en verso.
Menudo fallo, ¿he dicho el día 20 de diciembre cuando empecé a escribir tantos poemas relacionados con aquellos desastres? Que va, tengo que rectificar.
Los lodos vinieron el 19 de diciembre de 1996 (y desde entonces no no han abandonado, muy a pesar nuestro).
Yo empecé a escribir antes, "Arlanzón, fuentes y Vega", el 9 de diciembre de 1996: me anticipé a los hechos con diez días de antelación. Las musas me visitaron con hechos futuros y yo las creí.
Como ya os decía, el 20 de diciembre me vino a mi la avalancha, que no cesaba.
Y este poema teatralizado lo compuse el 17 de enero de 1997, "San Antón". Todavía tenía fuerte inspiración, que me duró mucho tiempo más.
Os voy a presentar: CARTA DE SANTIAGO A LAS OLAS DESDE EL URBEL.
En realidad lo del Urbel es una actualización por el desbordamiento del río, que me ofrece un magnífico escenario a mi obra.
Es difícil de representar pues ya me diréis si una carta y unas olas pueden actuar. Ahora sé que se trata de una alegoría aquello que escribí. Pero este medio me ofrece un marco único para mi representación. Texto y foto juntos.
Ayer el Urbel me las brindó para mis versos pasados. Os sorprenderá que traiga aquí estas magdalenas bendecidas por San Antón, pero todo casa a la perfección y veréis qué lógica he encontrado por casualidad.
Resulta que en el pasado me puse a escribir como si de una inundación se hubiese tratado. Todo empezó el 20 de diciembre, y lo mismo que hoy. La prosa, imposible; y la crónica, menos. Así que quizás no sea del todo desafortunada porque fue justo la poesía lo único que se abría paso en las redacciones de los diarios a partir del 20 de enero de 1996.
Me lo criticaron, y me dijeron" ¿pero dónde vas tu con poemas con la que nos ha caído?." Y ella rápidamente se abría paso en la prensa. Porque es que recurrí a la prensa, en prosa o en verso.
Menudo fallo, ¿he dicho el día 20 de diciembre cuando empecé a escribir tantos poemas relacionados con aquellos desastres? Que va, tengo que rectificar.
Los lodos vinieron el 19 de diciembre de 1996 (y desde entonces no no han abandonado, muy a pesar nuestro).
Yo empecé a escribir antes, "Arlanzón, fuentes y Vega", el 9 de diciembre de 1996: me anticipé a los hechos con diez días de antelación. Las musas me visitaron con hechos futuros y yo las creí.
Como ya os decía, el 20 de diciembre me vino a mi la avalancha, que no cesaba.
Y este poema teatralizado lo compuse el 17 de enero de 1997, "San Antón". Todavía tenía fuerte inspiración, que me duró mucho tiempo más.
Os voy a presentar: CARTA DE SANTIAGO A LAS OLAS DESDE EL URBEL.
En realidad lo del Urbel es una actualización por el desbordamiento del río, que me ofrece un magnífico escenario a mi obra.
Es difícil de representar pues ya me diréis si una carta y unas olas pueden actuar. Ahora sé que se trata de una alegoría aquello que escribí. Pero este medio me ofrece un marco único para mi representación. Texto y foto juntos.