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Cambio de tercio de nuevo:
Hubo un incidente con un aerolito que dio que escribir en prensa y a mi se me ocurrió....
UN AEROLITO EN MI JARDÍN
Son unos pedruscos de hielo que están proliferando de un tiempo a esta parte. Algunos son auténticos, como el mío, que aterrizó hace dos días. Lo ignoré al principio, pero con estas bajas temperaturas sigue como si tal cosa. Ya estoy empezando a dudar si prestarle alguna atención pues su corazón helado me conmueve.
¿Acaso no hay corazones tan helados como él? Con este clima no me extraña nada.
Además, ha sido muy respetuoso. No ha molestado a nadie, de ahí mi indiferencia. Debería agradecerle que no nos haya asustado en su caída. Nada.
¿Y si hubiera sido tan agresivo como aquel congénere suyo, que impactó en la cabeza de un individuo? Claro que un impacto así, tan sonado, tan internacional quizás hasta le haya merecido la pena al sujeto en cuestión. Golpes se reciben todos los días pero caídos del cielo no es tan corriente.
Esperemos que se conformen con visitarnos así como hasta ahora, diseminados y discretos, sin hacer ruido. Lo malo sería que llovieran sobre nosotros, nuestros coches o viviendas. Lo íbamos a tener muy crudo.
Carmen García / Tardajos/ (2 de febrero de 2000 en DB)
Hubo un incidente con un aerolito que dio que escribir en prensa y a mi se me ocurrió....
UN AEROLITO EN MI JARDÍN
Son unos pedruscos de hielo que están proliferando de un tiempo a esta parte. Algunos son auténticos, como el mío, que aterrizó hace dos días. Lo ignoré al principio, pero con estas bajas temperaturas sigue como si tal cosa. Ya estoy empezando a dudar si prestarle alguna atención pues su corazón helado me conmueve.
¿Acaso no hay corazones tan helados como él? Con este clima no me extraña nada.
Además, ha sido muy respetuoso. No ha molestado a nadie, de ahí mi indiferencia. Debería agradecerle que no nos haya asustado en su caída. Nada.
¿Y si hubiera sido tan agresivo como aquel congénere suyo, que impactó en la cabeza de un individuo? Claro que un impacto así, tan sonado, tan internacional quizás hasta le haya merecido la pena al sujeto en cuestión. Golpes se reciben todos los días pero caídos del cielo no es tan corriente.
Esperemos que se conformen con visitarnos así como hasta ahora, diseminados y discretos, sin hacer ruido. Lo malo sería que llovieran sobre nosotros, nuestros coches o viviendas. Lo íbamos a tener muy crudo.
Carmen García / Tardajos/ (2 de febrero de 2000 en DB)