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TARDAJOS: SAN BLAS...

SAN BLAS

Menudo santo, y lo que lo necesité yo siempre. Una niña flacucha, esmirriada y siempre con la garganta echa una pena. Pero en Madrid no había ni santos ni santas; que esos según mis tíos, no nos daban de comer; y por eso siempre me lo saltaba todos los años, pues hasta marzo no volvía a Ciruelos. Allí, si eran importantes los santos y santas; tan importantes como lo son aquí.
Ayer, Las Candelas y hoy, San Blas. No me ha vuelto a dar la lata la garganta, que no será por eso, pero...