¿Y sabéis? Esto de pensar da hambre, tanto que ya me he tomado mi segundo vaso de leche con café esta mañana. Y con algo dulce, que las neuronas necesitan azúcar. Lo malo es si lo almacenamos y no lo gastamos. Pero privarnos de él, nada de nada.
El azúcar es bueno, y con tanta remolacha como hay por aquí es una obligación ineludible, para beneficio de la tierra y de una misma.
¿Sabíais que en la postguerra a los padres que tenían hijos, les daban doble ración de azúcar? ¿Y si eran niñas, la mitad?. A mi me lo contó mi suegra que decía que a ella siempre le daban ración doble por tantos hijos varones como tuvo. Sólo una niña entre cinco.
¡Hay tantas curiosidades de cómo se ha infravalorado a la mujer que apabulla!, ¿y sabéis quienes lo hacen posible?: las mismas mujeres, que apabulla todavía más. Pues hay que tener en cuenta que nosotras somos las principales educadoras.
El azúcar es bueno, y con tanta remolacha como hay por aquí es una obligación ineludible, para beneficio de la tierra y de una misma.
¿Sabíais que en la postguerra a los padres que tenían hijos, les daban doble ración de azúcar? ¿Y si eran niñas, la mitad?. A mi me lo contó mi suegra que decía que a ella siempre le daban ración doble por tantos hijos varones como tuvo. Sólo una niña entre cinco.
¡Hay tantas curiosidades de cómo se ha infravalorado a la mujer que apabulla!, ¿y sabéis quienes lo hacen posible?: las mismas mujeres, que apabulla todavía más. Pues hay que tener en cuenta que nosotras somos las principales educadoras.