AÑORANZA EN EL TIEMPO
Se va marzo volando, y entre sus alas se lleva mi lamento amargo.
Una espada afilada, atravesó mi corazón
ni una gota de sangre, sólo un gemido, un dolor.
Se han callado los latidos que jamás volverán a palpitar
parece quedarse dormido, a espaldas de los demás.
Siento este ahogo en silencio
que me acompaña por sombra
una impotencia muda
sigue mis pasos por escolta.
¡Cuan triste es seguir andando
si has perdido el camino!.
¿Cómo he de recuperarlo, si mi guía ya se ha ido?
Cree mi mente obstinada
que un día estaré en el final
¡Cuán larga se me hace la espera
si te llamo y no contestas, si te busco y no estás!
Estoy en el barranco tirada
sin fuerzas para seguir.
¡Tiéndeme pronto tu mano!
¿quizás en el mes de abril?
Carmen Santamaría A.
Se va marzo volando, y entre sus alas se lleva mi lamento amargo.
Una espada afilada, atravesó mi corazón
ni una gota de sangre, sólo un gemido, un dolor.
Se han callado los latidos que jamás volverán a palpitar
parece quedarse dormido, a espaldas de los demás.
Siento este ahogo en silencio
que me acompaña por sombra
una impotencia muda
sigue mis pasos por escolta.
¡Cuan triste es seguir andando
si has perdido el camino!.
¿Cómo he de recuperarlo, si mi guía ya se ha ido?
Cree mi mente obstinada
que un día estaré en el final
¡Cuán larga se me hace la espera
si te llamo y no contestas, si te busco y no estás!
Estoy en el barranco tirada
sin fuerzas para seguir.
¡Tiéndeme pronto tu mano!
¿quizás en el mes de abril?
Carmen Santamaría A.
Ha muerto José Santos
Esta mañana las campanas anunciaban una triste despedida. Cuando fui al ayuntamiento con otra defunción, me dijeron que también había muerto José. ¡Pero no es posible, si hace poco me dejó cartas en el buzón!
De él siempre recordaré una hermosa sonrisa, una voz animosa y alegre. Nadie me ha llamado nunca por mi nombre como él. ¡Mari Carmen!, cada vez que me veía y nos saludábamos y nos echábamos unas risas, comentando lo que fuera. Que si el tiempo, el huerto, las cigüeñas; siempre estaba animado a contar lo que fuera, a preguntar lo que no supiera o a elogiar algo que le había parecido bien que había hecho.
Se le podía ver montando en bici, viniendo de la huerta con ropa o con hortalizas; o con palos para la gloria, si venía al caso.
¡Se nos han ido ya nuestros dos televisivos y anunciadores de las glorias de Tardajos, Carmela y José! Parece mentira pero es así. Aunque en nuestros recuerdos les veamos y en nuestra memoria les tengamos aún presentes.
Un cariñoso saludo a toda su familia, con el poema de ayer.
¡Hasta siempre José!
(Era el padre de Nieves, por si alguien no lo relacionaba con lo que he dicho de él)
Esta mañana las campanas anunciaban una triste despedida. Cuando fui al ayuntamiento con otra defunción, me dijeron que también había muerto José. ¡Pero no es posible, si hace poco me dejó cartas en el buzón!
De él siempre recordaré una hermosa sonrisa, una voz animosa y alegre. Nadie me ha llamado nunca por mi nombre como él. ¡Mari Carmen!, cada vez que me veía y nos saludábamos y nos echábamos unas risas, comentando lo que fuera. Que si el tiempo, el huerto, las cigüeñas; siempre estaba animado a contar lo que fuera, a preguntar lo que no supiera o a elogiar algo que le había parecido bien que había hecho.
Se le podía ver montando en bici, viniendo de la huerta con ropa o con hortalizas; o con palos para la gloria, si venía al caso.
¡Se nos han ido ya nuestros dos televisivos y anunciadores de las glorias de Tardajos, Carmela y José! Parece mentira pero es así. Aunque en nuestros recuerdos les veamos y en nuestra memoria les tengamos aún presentes.
Un cariñoso saludo a toda su familia, con el poema de ayer.
¡Hasta siempre José!
(Era el padre de Nieves, por si alguien no lo relacionaba con lo que he dicho de él)