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TARDAJOS: FELIZ SOBREMESA...

FELIZ SOBREMESA

¡Qué larga ha sido la mañana! Por si acaso, fui a misa a Rabé -que no es la primera vez, ni será la última pues a veces hay que compatibilizar las actividades. Y está bien visitar otro pueblo que no sea el tuyo, y que encuentres gente que te saluda, casi todos los días.

Es muy bonito eso de la vecindad entre pueblos y lo queramos o no estamos obligados a convivir unos con otros. Unas veces, por capricho y otra porque nos obligan las leyes.

Parece mentira que la vida, al final, sea un conjunto de leyes - y de obligado cumplimiento- el que no sepa uno leer, no te exime de cumplirlas. Es así y por eso aconsejo que la gente lea y lea sin parar; porque las letras pequeñas o legalizadas, nos atan de por vida, a nosotros y a nuestras tierras.
¡Qué pena, si hubiera sabido tantas cosas como sé ahora! Pero, justo, cuando sabes algo, ya es tarde.

La misa, muy entrañable, cantada por su coral - que son un grupo de gente que le gusta cantar y ensayan cuando pueden. Tienen un órgano, que a más de uno nos ha hecho saltar las lágrimas. Yo soy muy emotiva y las músicas me llegan muy adentro.

Y para finalizar, la bendición de un peregrino por nuestro párroco común. Acaba la misa y le llama para que se acerque al altar. Igual que a los niños de Tardajos que siempre les está haciendo salir, o desde sus mismos asientos les pregunta cosas.

El peregrino, sorprendido se acercó hasta el altar y fue bendecido en su peregrinaje. Un acto espontáneo, común y natural en un pueblo del camino como es Rabé de las Calzadas. Y no os lo vais a creer lo oportuna que he sido, pues sin saberlo he ido a la misa por la familia Riberas Pampliega. Le admiré mucho a Francisco en vida, por su ejemplo fiel amante de su pueblo. Y no solo porque tuviera dinero sino porque hizo destinatario a Rabé de sus ayudas. Quizás les desgravasen en hacienda, pero ese mismo favor pueden tener otros y no lo hacen.

Ayer vi que en Rabé, en su monumento y a sus pies, florecen unas margaritas, por ellas mismas; y otras flores sembradas como tulipanes, narcisos, pensamientos y otras cuyo nombre no me acuerdo ahora.
Es una fuente pequeña, casi sacada de un cuento. Me gustan mucho sus figurillas.