La sonrisa interior consiste en relajarnos. Nosotros lo hicimos tumbados en nuestras colchonetas después de los variados ejercicios que combinamos con las gomas elásticas.
Coger aire y soltarlo, poco a poco; y así muchas veces repetidas hasta que se nota bienestar. Y sonreimos, físicamente o imaginariamente, a la vez que vamos mandando sonrisas a nuestros órganos, e invitándoles, a su vez a sonreir.
Es como un juego que hacía de niña, "mando un telegrama a..."; en este caso, mando una sonrisa a mi corazón, a mis pulmones, a mis venas y arterias, a mis líquidos internos, a los riñones, al bazo, al páncreas, a mis neuronas para que sean más activas y no se dejen engañar por los sentidos, tan traicioneros. A mi tacto para que sepa tratar mejor los temas peliagudos, o enfrentarme a los problemas con la idea de solucionarlos, de la mejor manera posible.
Este ejercicio requiere de mucha práctica, que a la primera, quizás no salga, pero con el tiempo, si se pone empeño, tal vez se consiga. Y como todo, lo que se necesita es constancia. No arrugarse a la primera de cambio.
Coger aire y soltarlo, poco a poco; y así muchas veces repetidas hasta que se nota bienestar. Y sonreimos, físicamente o imaginariamente, a la vez que vamos mandando sonrisas a nuestros órganos, e invitándoles, a su vez a sonreir.
Es como un juego que hacía de niña, "mando un telegrama a..."; en este caso, mando una sonrisa a mi corazón, a mis pulmones, a mis venas y arterias, a mis líquidos internos, a los riñones, al bazo, al páncreas, a mis neuronas para que sean más activas y no se dejen engañar por los sentidos, tan traicioneros. A mi tacto para que sepa tratar mejor los temas peliagudos, o enfrentarme a los problemas con la idea de solucionarlos, de la mejor manera posible.
Este ejercicio requiere de mucha práctica, que a la primera, quizás no salga, pero con el tiempo, si se pone empeño, tal vez se consiga. Y como todo, lo que se necesita es constancia. No arrugarse a la primera de cambio.