Las semillas de Alazán tienen muchos adeptos. A los roedores les encantan y por eso hay que guardarlas muy bien durante el invierno, de lo contrario, cuando las quieras sembrar, no las tendrán. Deben ser un manjar para los ratoncillos, o es que los pobres pasan mucho hambre y ante algo mínimamente comestible se lo comen sin más miramientos. Ya se sabe que los ratones comen cualquier cosa, aunque no sea ni buena para ellos.