EL PASO DE LAS ESTACIONES
A dos de septiembre estamos ya en transición hacia otro curso escolar, hacia otra estación. Ya hay muchos frutos de la primavera, plasmados en forma de alimentos, que este año son tardíos. Y están aquí, que quizás sean unas patatas pequeñas, sin aditivos químicos, y sin enfermedades... Cuando en las grandes tierras se han tenido
A dos de septiembre estamos ya en transición hacia otro curso escolar, hacia otra estación. Ya hay muchos frutos de la primavera, plasmados en forma de alimentos, que este año son tardíos. Y están aquí, que quizás sean unas patatas pequeñas, sin aditivos químicos, y sin enfermedades... Cuando en las grandes tierras se han tenido
(se ve que se me deslizó la mano y se publicó sólo, sin mi consentimiento)
como decía que se habrán tenido que gastar mucho. ¡Qué socorridas son las patatas de huerto, cuando todavía, no es época de sacarlas, que este año vienen tardías, como todo. Siempre hay quien se adelanta, como las moras que nadie siembra, que son rastreras y ya tienen sus frutos negros en sazón. Tapizan lo estéril y lo que se les permite. Donde no hay nada, ahí la naturaleza hunde sus raíces de forma salvaje y produce frutos veraniegos. Es verano todavía y nos queda mas de una decena de días para disfrutarlo a tope, con tranquilidad, mientras los olores insanos se infiltran en nuestro respirar día si y día también. Y nos hacen distintos, aunque no lo queramos.
Siempre hay papeles que firmar con firma personal y apellidos en contra de los lodos, y de una manera interminable. Lo vi en la panadería, y si me extrañé que no vinieran acompañados de su texto explicativo. "Yo desde luego no pienso firmar en blanco, sin saber que firmo" le dije a la panadera."Deberías decirles que si ponen un papel para firmas que expliquen en él que se va a firmar". Y ella, muy sensata me contestó,"yo no me tengo que meter en eso pues lo mío es simplemente vender el pan y nada más". Y tiene razón. Porque siempre hay quien se mete en lo que no debería meterse, y si debería callarse y sin embargo no hay manera de que eso suceda.
Al llegar a casa lo comenté, y ya supe que el texto que ha redactado el alcalde lo tiene, por lo menos en un bar, que es donde se soluciona todo en este pueblo. De bar en bar, de calleja en calleja, y entre hondos silencios acusadores. Rumores y rumores que vienen que los dos ríos, el bueno y el malo, y se mezclan, de manera que no sabemos quien es quien. Todo habrá que dilucidarlo minuciosamente ante los ojos de la justicia pues parece mentira que estemos en el siglo XXI y se manipule casi todo. Que lo bueno sea malo, y lo malo, bueno, ante los ojos de la mayoría, rumoreando y falseando muchas cosas, dichos y acciones.
¡Si señor, como Dios manda, lo importante en las cantinas como siempre fue, es y será! El que manda, manda y lo hace donde se le pone en gana y donde recibe mas apoyo y halagos, mientras hace gasto e invita al personal a sumarse a una caña o a dos. Ahí es donde se hace pueblo en este pueblo, y por tradición, y en otros también. Y el que no esté de acuerdo, que no vaya.
¡Qué veranito tan oloroso y con el agua a cojón de mico!, como hubiera dicho mi suegra, que a castellana no la ganaba nadie, ni a contar cuantas verdades tuviera que desvelar a quien no las supiera. ¡Si señor, castellana de pura cepa, como tantas otras mujeres de aquí y de allí, que sin pelos en la lengua te dicen la verdad, sin tapujos, sin esconderse tras unas matas de poco fundamento. Una continuación de una misma actitud que siempre tuvieron mis mujeres, también castellanas, aún de pueblos distintos.
como decía que se habrán tenido que gastar mucho. ¡Qué socorridas son las patatas de huerto, cuando todavía, no es época de sacarlas, que este año vienen tardías, como todo. Siempre hay quien se adelanta, como las moras que nadie siembra, que son rastreras y ya tienen sus frutos negros en sazón. Tapizan lo estéril y lo que se les permite. Donde no hay nada, ahí la naturaleza hunde sus raíces de forma salvaje y produce frutos veraniegos. Es verano todavía y nos queda mas de una decena de días para disfrutarlo a tope, con tranquilidad, mientras los olores insanos se infiltran en nuestro respirar día si y día también. Y nos hacen distintos, aunque no lo queramos.
Siempre hay papeles que firmar con firma personal y apellidos en contra de los lodos, y de una manera interminable. Lo vi en la panadería, y si me extrañé que no vinieran acompañados de su texto explicativo. "Yo desde luego no pienso firmar en blanco, sin saber que firmo" le dije a la panadera."Deberías decirles que si ponen un papel para firmas que expliquen en él que se va a firmar". Y ella, muy sensata me contestó,"yo no me tengo que meter en eso pues lo mío es simplemente vender el pan y nada más". Y tiene razón. Porque siempre hay quien se mete en lo que no debería meterse, y si debería callarse y sin embargo no hay manera de que eso suceda.
Al llegar a casa lo comenté, y ya supe que el texto que ha redactado el alcalde lo tiene, por lo menos en un bar, que es donde se soluciona todo en este pueblo. De bar en bar, de calleja en calleja, y entre hondos silencios acusadores. Rumores y rumores que vienen que los dos ríos, el bueno y el malo, y se mezclan, de manera que no sabemos quien es quien. Todo habrá que dilucidarlo minuciosamente ante los ojos de la justicia pues parece mentira que estemos en el siglo XXI y se manipule casi todo. Que lo bueno sea malo, y lo malo, bueno, ante los ojos de la mayoría, rumoreando y falseando muchas cosas, dichos y acciones.
¡Si señor, como Dios manda, lo importante en las cantinas como siempre fue, es y será! El que manda, manda y lo hace donde se le pone en gana y donde recibe mas apoyo y halagos, mientras hace gasto e invita al personal a sumarse a una caña o a dos. Ahí es donde se hace pueblo en este pueblo, y por tradición, y en otros también. Y el que no esté de acuerdo, que no vaya.
¡Qué veranito tan oloroso y con el agua a cojón de mico!, como hubiera dicho mi suegra, que a castellana no la ganaba nadie, ni a contar cuantas verdades tuviera que desvelar a quien no las supiera. ¡Si señor, castellana de pura cepa, como tantas otras mujeres de aquí y de allí, que sin pelos en la lengua te dicen la verdad, sin tapujos, sin esconderse tras unas matas de poco fundamento. Una continuación de una misma actitud que siempre tuvieron mis mujeres, también castellanas, aún de pueblos distintos.