LA III SAN SILVESTRE TARDAJEÑA DE AYER
Ya estamos en otro año, como por arte de magia; pero ayer nos despedimos de él con deporte, en que padres e hijos, amigos y gentes de cualquier parte, podían tener opción a compartir una bonita carrera, la final del año. Ya la "III San Silvestre" nos acaeció.
Nuestro punto de reunión fue la plaza, esa vecina mía, que cada vez que me asomo a la ventana veo, aunque no lo quiera. Lo mismo, que el ayuntamiento, de refilón.
Pues sí, después de encargar el pan, volví sobre mis pasos a apuntarme a la carrera, pues había una cola tremenda al salir. Y tiempo habría a la vuelta.
Lo tuvimos que encargar, la panadería estaba limpia de panes, hogazas, tortas, en espera a ser traídas por el repartidor. Si había barras y la posibilidad de poder encargar el tipo de pan que más nos apeteciera para ese último día del año. Y toda clase de dulces, pasteles y demás productos navideños de esta época. Dejar todo en casa, y volver fue todo uno. Así vi la plaza cuando salí, ya decidida a apuntarme.
Ya estamos en otro año, como por arte de magia; pero ayer nos despedimos de él con deporte, en que padres e hijos, amigos y gentes de cualquier parte, podían tener opción a compartir una bonita carrera, la final del año. Ya la "III San Silvestre" nos acaeció.
Nuestro punto de reunión fue la plaza, esa vecina mía, que cada vez que me asomo a la ventana veo, aunque no lo quiera. Lo mismo, que el ayuntamiento, de refilón.
Pues sí, después de encargar el pan, volví sobre mis pasos a apuntarme a la carrera, pues había una cola tremenda al salir. Y tiempo habría a la vuelta.
Lo tuvimos que encargar, la panadería estaba limpia de panes, hogazas, tortas, en espera a ser traídas por el repartidor. Si había barras y la posibilidad de poder encargar el tipo de pan que más nos apeteciera para ese último día del año. Y toda clase de dulces, pasteles y demás productos navideños de esta época. Dejar todo en casa, y volver fue todo uno. Así vi la plaza cuando salí, ya decidida a apuntarme.