TARDAJOS: ¡QUÉ NOMBRE MÁS APARENTE!...

¡QUÉ NOMBRE MÁS APARENTE!

Sí mejor ser zorro que no gallina. ¿Cómo os diría? Os lo voy a decir porque me da mucha rabia lo que vi ayer.

Estamos teniendo unos días muy, muy calurosos. Pasé del calor ayer y me dispuse a recorrer la senda a eso de las 5:30. Hacía mucho tiempo que no subía a ese parque naturalizado "El Mirador" para contemplar la Vega del Arlanzón. Lo iba dejando, un día por otro, entre tantos frutos y semillas que recoger, en ambos pueblos. Y si quise hacerlo para ver el espliego en agosto, pero no llegó la hora hasta ayer mismo.

Todavía me acordaba al ir subiendo del magnífico tomillo que nacía en medio del camino y que recogía en mayo. Ahora todavía estaban las matas, aún ya secas. Resulta que hay una enredadera también que amenaza con cerrar el paso a la calle, mas nadie lo ve. Cualquier día lo tapa, seguro. Seguí ascendiendo, y a esas horas me costaba un poco pero no hay que temer mientras el físico aguante. Arriba, ya vi por donde subieron el día 6, los participantes de la carrera nocturna y alumbrados por la luz de la luna tan rotunda en estos días; por un montículo que mientras dure la sequía se podrá rebasar sin riesgo. En cuanto lleguen las lluvias no habrá quien lo pise pues son tierras que se caen de las laderas. La senda no empieza ahí, sino un poco más arriba cuando se han rebasado las vallas traseras de los chalets construidos bajo el parque, con mucha antelación a éste.

Y subiendo, llegamos al primer mirador. Hombre, es que clama, que una haya avisado a muchos de Rabé, que el cartel estaba roto desde su base, desde abril o mayo, y en septiembre, ante un evento así, el cartel seguía caído como si tal cosa. ¿Pero no lo vieron las autoridades rabinas, que seguro hicieron inspección para tal evento? Hay cosas que una, por mucho que discurra no entenderá nunca.

Lo recorrieron antes, de eso estoy segura pues las piedras que ponen para que no circulen las motos y los quarts siguen orilladas. ¡Y son unos pedazo pedruscos!

Me llamaba la atención la sequía de esa zona con varias tomas de agua, que quizás no funcionen. Los árboles, la mayoría secos. Ya volverán a plantar de nuevo en primavera. Y el tiempo justo es a partir de ahora. Mejor, en cuanto deje de hacer tanto calor.

Si habrá sequía este año que ni las matas de lavanda han prosperado gran cosa. Lo harán al año que viene si se dan las condiciones. Aquello que iba a ser el jardín de las delicias, en proyecto, sin contar con la naturaleza. Y sí, mira la naturaleza se planta y prospera donde quiere. Donde nadie la manda prosperar. A un chopo se le ocurre arraigar encima de unas piedras y crece. Por mas cuidados y cuidados que queramos impartir a otras, si ella dice nones, nada que hacer.

Mis plantas me lo enseñan cantidad de veces. Compras las que parecen mejores y sucumben; dejas una maceta más seca que una mojama, y en cuanto la riegas, si quiere, despierta tal o cual semilla. Porque quiere y puede. Así tengo unas petunias, que decidieron despertar antes de irnos de vacaciones. Me las quedé mirando, ¡cómo sois de atrevidas, si no os va a regar nadie! y volví y ahí estaban tan crespas cuando todo estaba en la terraza como un erial. Ahora las he distribuido en macetas, cada petunia de un color, que van del morado al rosa fuerte. ¡Cómo son ellas!
No he tenido más remedio que ponerlas en los mejores lugares después de tantas ganas de vivir. Parece hasta milagroso. Tan contenta que me fui a por un puñado de pensamientos. Los más grandes, los más vistosos, ya se han muerto, en menos de una semana. Quedan los más pequeños, y habrá que ver si resisten a tan buen trato y riego. ¡Qué lecciones me dan las macetas de mi terraza, tan insignificantes, tan demoledoras cuando quieren! Quizás por querer dejar en evidencia a las de invernadero, a las que tantos mimos reciben y no duran ni tres días, como sucedió a esos dos pensamientos tan hermosos y brillantes.