Me encantan los pueblos de nuestros alrededores, sobre todo si hace mucho tiempo que no los visito, y me reciben con novedades. Desde que vine aquí, no han parado de evolucionar. En especial, ese que aquí se indica de amarillo. Y si miramos para el barrio pequeño, lo que ha crecido y no para de crear nuevos espacios verdes. Preciosos parques y jardines. Hasta una biblioteca por iniciativa de los jóvenes de la Peña La Calzada de Rabé.
Siguiendo por un camino se llega a Frandovínez, que cuánto ha prosperado, me digo cuando lo visito. Un regalo para los ojos tener pueblos así, tan cerca. Sin olvidarnos del vecino de toda la vida, Villalbilla de Burgos que compagina todo, lo industrial y lo genuino de un pueblo. Me encantan pueblos así, me llenan los ojos.
En realidad somos uno más y con peculiaridades propias, también.
Pasa algo raro, eso sí, cada vez que alguien viene aquí a hacer algo... la brújula del tiempo se desbarata. ¿Serán los lodos, o serán también los lodos una víctima más de lo que aquí desconcierta hasta los grillos? Va a ser del riego, os lo digo yo.
Siguiendo por un camino se llega a Frandovínez, que cuánto ha prosperado, me digo cuando lo visito. Un regalo para los ojos tener pueblos así, tan cerca. Sin olvidarnos del vecino de toda la vida, Villalbilla de Burgos que compagina todo, lo industrial y lo genuino de un pueblo. Me encantan pueblos así, me llenan los ojos.
En realidad somos uno más y con peculiaridades propias, también.
Pasa algo raro, eso sí, cada vez que alguien viene aquí a hacer algo... la brújula del tiempo se desbarata. ¿Serán los lodos, o serán también los lodos una víctima más de lo que aquí desconcierta hasta los grillos? Va a ser del riego, os lo digo yo.