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TARDAJOS: Un buen día vino mi hijo de bailar con una montonera...

Un buen día vino mi hijo de bailar con una montonera de papeletas que alguien decidió emitir, sin contar con los padres. Y fue verlas, y llevarlas al lugar de donde habían partido. ¿Cómo es eso de las papeletas? ¿Quién lo ha decidido, así, sin consultarlo a nadie; cuando otras cosas se han decidido entre todos?
Menuda historia, digna de ser contada. Pues, si, las pagas y punto. Pues no, os las quedáis. Esto no se hace así.

Y no me las quedé, a pesar de que mi suegra me decía lo contrario. Quédatelas que te las pago yo, que si no luego le van a mirar mal al niño.

Y no pude tragar con eso. Y como yo, otras dos madres. Fuimos a hablar con las asistentas sociales, a ver si eso se podía hacer de esa manera. Se convocó una reunión y se expuso el tema.

Nos dieron la razón, porque las asociaciones debían de ser democráticas, y ésta, funcionando así, no lo era.

Ganamos, pero tenía razón mi suegra, a mi hijo, le dieron de lado.

Y se borró. ¿A quién le gusta que le discriminen, le aparten?, y no porque no sepa bailar, sino por culpa de su madre que fue una protestona y alguien lo tenía que pagar?. Como bailar era gratuito y libre, y no obligatorio, se borró y listo.

Y sin embargo, hoy creo que todo se decide entre todos. Así que por no querer que nadie se aprovechase de nuestros derechos, tres madres plasmamos nuestras huellas, también de esa forma democratizando el funcionamiento diario.