LO MAS IMPORTANTE DE LAS ACTIVIDADES CULTURALES Y DEPORTIVAS ES LA PARTICIPACIÓN
En las actividades que tomamos parte lo importante es participar y es algo que aprendí de niña en mis muchos juegos infantiles. No era el ganar, quedar por encima de otro, despreciar a otro, infravalorar a los demás o discriminarlos, para que no tomaran parte en ellos. Al contrario, allí se intentaba integrar, que nadie quedase fuera del juego- no había que pertenecer a ninguna asociación, como hoy día, claro está. Los tiempos han cambiado mucho, pero sin embargo, por lo que me han contado, esto que aquí se ve a diario siempre fue así. Y yo me quedo extrañada, porque también lo he vivido.
En mis experiencias infantiles simplemente éramos niños y niñas que vivíamos en un pueblo, y todos, grandes y pequeños tomábamos parte del juego. Los mayores velaban porque así fuera. Y si veían alguno que fuera muy tímido, o que le costara acercarse, iban a por él sin recaer en que fuera de una o de otra familia. Fue una experiencia única. Jugábamos en la calle pero después nos íbamos a un espacio común también, que todavía, en mi último viaje a mi tierra, he visto que continúa. El teleclub, donde nos sentábamos a ver películas que ponían en la tele, sobre todo. Y si no, nos poníamos a comer pipas mientras jugábamos a las cartas, al parchís o a las damas. O simplemente, charlábamos que cada cual siempre tenía algo que contar. Si nos cansábamos nos íbamos a otro bar, al bar del Gumersindo, y lo mismo. Pediríamos pipas, mielitos, patatas fritas... que solíamos a veces compartir.
Debe ser por eso, porque siempre fui admitida en el juego, por lo que se me hace tan difícil el aceptar que alguien intente discriminarme de alguna manera. No lo he consentido nunca ni lo consentiré.
He llegado a pensar, debido a mi experiencia infantil, que muchos problemas podemos ser capaces de solucionarlos si no toleramos que nos aparten, que nos dejen a un lado, que exijamos ser de un grupo en que nadie pueda excluirnos por una cuestión personal o por el motivo que sea. Es más, cuando se participa en determinada actividad, se puede tener algo en contra de alguien, que es lógico porque el roce, la forma distinta de ver las cosas, la forma de ser condiciona este tipo de comportamientos que chocan unos con otros, y más, si las personas son vengativas y se atienen a hechos del pasado, como suele suceder sin entender que el tiempo pasa y es capaz de limar diferencias.
Yo creo que las actividades deportivas o culturales, lo que pueden es llegar a acabar con las diferencias, a poco que cada uno o una - que solemos ser más nosotras que ellos- pongamos de nuestra parte.
Se da la paradoja que alguien se borra de algún grupo porque se ha sentido discriminada, y justo va a otro a discriminar.
¿No podríamos acabar con ese verbo tan nefasto?
Yo discrimino,
tu discriminas,
él discrimina,
nosotros discriminamos,
vosotros discrimináis,
y ell@s nos discriminan.
Podríamos empezar a detener esa cadena que lo que único que hace es empobrecer a la sociedad en su conjunto y a las asociaciones, en particular.
Y ya puestos y por el mismo precio, voy a concretar.
Resulta que lo que estamos haciendo es una actividad para mejorar por fuera, ¿Y por dentro tenemos que quemarnos? No lo voy a consentir.
A los grupos no se va a despreciar a nadie por mal que te caiga, y menos cuando el grupo te ha admitido sin condiciones.
A los grupos no se va a hacer a nadie el feo de no querer participar en algún juego por la razón que sea, ni aunque seamos más guap@s, más esbelt@s, mas list@s, mas que los demás. Nadie es menos que nadie, o por lo menos, es lo que debemos llegar a conseguir.
A los grupos no se va a crear un grupo Whatpsapp y justo, porque hay una que no trago por cuestiones del pasado, la dejo fuera y que se fastidie. Ella no se fastidia porque tiene otros grupos whatpsapp pero lo que cuenta es la intención y el hecho en sí.
Yo estoy dispuesta al diálogo y a olvidar pero también sé que hay gente, que si tuviera la oportunidad de vivir dos vidas, seguiría con la misma enquina. Y eso debe amargar lo suyo. La más perjudicada en esos casos es la propia persona, que es la que debe sufrirse a si misma por ser como es. Yo me libero expresándome y me quedo como recién nacida. La escritura es una de las fuentes de liberación de lo mejor que ha inventado el ser humano, sin duda porque lo necesitaba, y de ahí, que lo consiguiera.
En fin que hay cosas, que aunque no te afecten no se pueden consentir, pero si encima eres tu la afectada, y puedes expresarlo, lo haces y te quedas como nueva.
En las actividades que tomamos parte lo importante es participar y es algo que aprendí de niña en mis muchos juegos infantiles. No era el ganar, quedar por encima de otro, despreciar a otro, infravalorar a los demás o discriminarlos, para que no tomaran parte en ellos. Al contrario, allí se intentaba integrar, que nadie quedase fuera del juego- no había que pertenecer a ninguna asociación, como hoy día, claro está. Los tiempos han cambiado mucho, pero sin embargo, por lo que me han contado, esto que aquí se ve a diario siempre fue así. Y yo me quedo extrañada, porque también lo he vivido.
En mis experiencias infantiles simplemente éramos niños y niñas que vivíamos en un pueblo, y todos, grandes y pequeños tomábamos parte del juego. Los mayores velaban porque así fuera. Y si veían alguno que fuera muy tímido, o que le costara acercarse, iban a por él sin recaer en que fuera de una o de otra familia. Fue una experiencia única. Jugábamos en la calle pero después nos íbamos a un espacio común también, que todavía, en mi último viaje a mi tierra, he visto que continúa. El teleclub, donde nos sentábamos a ver películas que ponían en la tele, sobre todo. Y si no, nos poníamos a comer pipas mientras jugábamos a las cartas, al parchís o a las damas. O simplemente, charlábamos que cada cual siempre tenía algo que contar. Si nos cansábamos nos íbamos a otro bar, al bar del Gumersindo, y lo mismo. Pediríamos pipas, mielitos, patatas fritas... que solíamos a veces compartir.
Debe ser por eso, porque siempre fui admitida en el juego, por lo que se me hace tan difícil el aceptar que alguien intente discriminarme de alguna manera. No lo he consentido nunca ni lo consentiré.
He llegado a pensar, debido a mi experiencia infantil, que muchos problemas podemos ser capaces de solucionarlos si no toleramos que nos aparten, que nos dejen a un lado, que exijamos ser de un grupo en que nadie pueda excluirnos por una cuestión personal o por el motivo que sea. Es más, cuando se participa en determinada actividad, se puede tener algo en contra de alguien, que es lógico porque el roce, la forma distinta de ver las cosas, la forma de ser condiciona este tipo de comportamientos que chocan unos con otros, y más, si las personas son vengativas y se atienen a hechos del pasado, como suele suceder sin entender que el tiempo pasa y es capaz de limar diferencias.
Yo creo que las actividades deportivas o culturales, lo que pueden es llegar a acabar con las diferencias, a poco que cada uno o una - que solemos ser más nosotras que ellos- pongamos de nuestra parte.
Se da la paradoja que alguien se borra de algún grupo porque se ha sentido discriminada, y justo va a otro a discriminar.
¿No podríamos acabar con ese verbo tan nefasto?
Yo discrimino,
tu discriminas,
él discrimina,
nosotros discriminamos,
vosotros discrimináis,
y ell@s nos discriminan.
Podríamos empezar a detener esa cadena que lo que único que hace es empobrecer a la sociedad en su conjunto y a las asociaciones, en particular.
Y ya puestos y por el mismo precio, voy a concretar.
Resulta que lo que estamos haciendo es una actividad para mejorar por fuera, ¿Y por dentro tenemos que quemarnos? No lo voy a consentir.
A los grupos no se va a despreciar a nadie por mal que te caiga, y menos cuando el grupo te ha admitido sin condiciones.
A los grupos no se va a hacer a nadie el feo de no querer participar en algún juego por la razón que sea, ni aunque seamos más guap@s, más esbelt@s, mas list@s, mas que los demás. Nadie es menos que nadie, o por lo menos, es lo que debemos llegar a conseguir.
A los grupos no se va a crear un grupo Whatpsapp y justo, porque hay una que no trago por cuestiones del pasado, la dejo fuera y que se fastidie. Ella no se fastidia porque tiene otros grupos whatpsapp pero lo que cuenta es la intención y el hecho en sí.
Yo estoy dispuesta al diálogo y a olvidar pero también sé que hay gente, que si tuviera la oportunidad de vivir dos vidas, seguiría con la misma enquina. Y eso debe amargar lo suyo. La más perjudicada en esos casos es la propia persona, que es la que debe sufrirse a si misma por ser como es. Yo me libero expresándome y me quedo como recién nacida. La escritura es una de las fuentes de liberación de lo mejor que ha inventado el ser humano, sin duda porque lo necesitaba, y de ahí, que lo consiguiera.
En fin que hay cosas, que aunque no te afecten no se pueden consentir, pero si encima eres tu la afectada, y puedes expresarlo, lo haces y te quedas como nueva.