Y mis conversaciones con el Director del Diario de Burgos no acabaron ahí, me dijo, que si quería, podía ir ese mismo día a cubrir la noticia de los hallazgos de la Calzada Romana y allí me fui, con la cámara que el día anterior no pude utilizar, con mi cuaderno y mi bolígrafo a ver que deliberaban y qué solución tomaban al respecto las autoridades de la Junta de Castilla y León, de Burgos y de Tardajos.
Esto parece una película, ahí sentados, ahora que ya es de noche.
Fuimos a la Balsa, y volvimos al ayuntamiento de Tardajos. Me dijo el fotógrafo de la Diputación que esperara a que me pasara las fotos, y yo no las necesitaba porque había hecho las mías propias. Que esperara a que ellos, los políticos me dijeran cuando había que escribir. El colmo, unos y otros decidiendo de lo que una tenía o no que hacer. Yo ya lo tenía escrito, por mi cuenta y ellos no me quitaron nada. Ni la cámara ni el cuaderno, simplemente me lo dijeron pero una cosa es lo que te digan y otra lo que tu tengas que hacer.
Cuando fui a casa me llamó el redactor del Diario, el de la provincia, Juan Angel Gozalo, mi primer redactor al que le llevaba mis escritos, y me dijo, que si tenía las fotos, se las diera y el texto, lo mismo pero que no esperara a nadie, puesto que había hecho lo que tenía que hacer por mi misma no fuera a ser que éstos, de los que no se fiaba se lo dieran a otros, o no nos lo dieran y la noticia se quedara atrasada. Y el artículo salió al día siguiente como tenía que ser.
Que una no se tenga que plegar a las autoridades y que lo tenga que hacer a lo que dos o tres manden en una asociación. Que os aseguro que eso no os lo dijeron al resto de socios. De perlas les vienen a algunas que algunas de las que mandan, que lo harían mejor que ellas no se atrevan a decir, a hablar en público, y eso les encanta. Pero hacer la prueba, decid si sois las que tenéis que mandar lo que hay que hacer, lo que haya que decir, y veréis como eso ya es harina de otro costal. No señor, si tenéis un cargo, desempeñarlo que de adorno solo están los floreros.
Esto parece una película, ahí sentados, ahora que ya es de noche.
Fuimos a la Balsa, y volvimos al ayuntamiento de Tardajos. Me dijo el fotógrafo de la Diputación que esperara a que me pasara las fotos, y yo no las necesitaba porque había hecho las mías propias. Que esperara a que ellos, los políticos me dijeran cuando había que escribir. El colmo, unos y otros decidiendo de lo que una tenía o no que hacer. Yo ya lo tenía escrito, por mi cuenta y ellos no me quitaron nada. Ni la cámara ni el cuaderno, simplemente me lo dijeron pero una cosa es lo que te digan y otra lo que tu tengas que hacer.
Cuando fui a casa me llamó el redactor del Diario, el de la provincia, Juan Angel Gozalo, mi primer redactor al que le llevaba mis escritos, y me dijo, que si tenía las fotos, se las diera y el texto, lo mismo pero que no esperara a nadie, puesto que había hecho lo que tenía que hacer por mi misma no fuera a ser que éstos, de los que no se fiaba se lo dieran a otros, o no nos lo dieran y la noticia se quedara atrasada. Y el artículo salió al día siguiente como tenía que ser.
Que una no se tenga que plegar a las autoridades y que lo tenga que hacer a lo que dos o tres manden en una asociación. Que os aseguro que eso no os lo dijeron al resto de socios. De perlas les vienen a algunas que algunas de las que mandan, que lo harían mejor que ellas no se atrevan a decir, a hablar en público, y eso les encanta. Pero hacer la prueba, decid si sois las que tenéis que mandar lo que hay que hacer, lo que haya que decir, y veréis como eso ya es harina de otro costal. No señor, si tenéis un cargo, desempeñarlo que de adorno solo están los floreros.