Buenos días, estimado público. Os diré que sigo sin enterarme de la misa la media. Os explicaré.
Resulta que una vez que creía que tenía ya todo pagado fui a hablar con la secretaria de la Comunidad de Regantes para que me explicara el tinglao este de los pagos, y ver a qué año correspondían. Total, que me tenía que ir a Madrid para dos días, y entonces me pareció que lo mejor era dejarle a ella mis papeles, puesto que nosotros nunca hemos ocultado nada. Y es más, hemos pagado, los curas y yo, lo que nos han exigido. Es que muchas de las gestiones las hemos tenido que realizar nosotros, porque ya os podréis imaginar si un alcalde va a estar pendiente de estos pormenores que de seguro, para nada le han quitado el sueño. Normal, un joven que tiene sus trabajos, y que tiene que atender y tomar casi todas las decisiones del pueblo... es normal que no tenga tiempo para estas pequeñeces.
Lo que decía, dejé los papeles de Doña Dominica en manos de la secretaria - ¡Cuánta secretaria y secretario hay ya aquí, que si la secretaria municipal, que si la auxiliar, que si la secretaria de la Comunidad de Regantes, que si el secretario de la Agrupación de los Juzgados de Paz - que es mi secretario- Y yo, a mi vez soy la secretaria de esta humilde Fundación para Pobres de Doña Dominica Angulo. Pero en vez de cumplir esta función, que ya parece teatral, estamos cumpliendo la función de sostener el patrimonio de este Patronato. Y lo diré claramente, los curas y yo.
El uno por el otro, la casa sin barrer. El uno, me refiero al anterior alcalde, ni flores; éste actual, nos recomendó encarecidamente a su amigo de turno el abogado municipal que casualmente ha estado en la Comunidad de Regantes también. ¡Una lucha bárbara! No me parece normal ni serio que un Patronato se le haya tratado de esta manera.
Resulta que una vez que creía que tenía ya todo pagado fui a hablar con la secretaria de la Comunidad de Regantes para que me explicara el tinglao este de los pagos, y ver a qué año correspondían. Total, que me tenía que ir a Madrid para dos días, y entonces me pareció que lo mejor era dejarle a ella mis papeles, puesto que nosotros nunca hemos ocultado nada. Y es más, hemos pagado, los curas y yo, lo que nos han exigido. Es que muchas de las gestiones las hemos tenido que realizar nosotros, porque ya os podréis imaginar si un alcalde va a estar pendiente de estos pormenores que de seguro, para nada le han quitado el sueño. Normal, un joven que tiene sus trabajos, y que tiene que atender y tomar casi todas las decisiones del pueblo... es normal que no tenga tiempo para estas pequeñeces.
Lo que decía, dejé los papeles de Doña Dominica en manos de la secretaria - ¡Cuánta secretaria y secretario hay ya aquí, que si la secretaria municipal, que si la auxiliar, que si la secretaria de la Comunidad de Regantes, que si el secretario de la Agrupación de los Juzgados de Paz - que es mi secretario- Y yo, a mi vez soy la secretaria de esta humilde Fundación para Pobres de Doña Dominica Angulo. Pero en vez de cumplir esta función, que ya parece teatral, estamos cumpliendo la función de sostener el patrimonio de este Patronato. Y lo diré claramente, los curas y yo.
El uno por el otro, la casa sin barrer. El uno, me refiero al anterior alcalde, ni flores; éste actual, nos recomendó encarecidamente a su amigo de turno el abogado municipal que casualmente ha estado en la Comunidad de Regantes también. ¡Una lucha bárbara! No me parece normal ni serio que un Patronato se le haya tratado de esta manera.