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TARDAJOS: Todavía tenemos hasta que agradecer el poder comprar...

Todavía tenemos hasta que agradecer el poder comprar el pan que más nos gusta o que queda. Hoy, resulta que no había ya ni panete, ni pan integral cuando fui, y le dije a la panadera de turno, "si no hay pan, buenas son tortas". Torta de aceite cuando no hay pan normal... Es un lujo, de verdad, sabiendo como he sabido cómo era Tardajos hace 75 años. Y sabiendo, cómo cuando llegó la guerra, mi familia perdió sus casas en ella debido a que compraba el pan que era carísimo, y la panadería que se lo daba se quedó con una de las casas, que la otra se la hundieron los Nacionales. Y después, cuando mi padre me decía que trabajaba de niño y no le daban ni pan, yo me hacía cruces, ¿Cómo era posible eso padre, cuando ahora lo tiramos si está duro? Mi padre tiene 84 años, el pobre ni pudo ir al colegio, ni pudo comer lo necesario de niño, ni le pudieron dar caprichos de ninguna clase, ni cuentos ni libros ni cuadernos. ¡Qué tiempos aquellos, en que ni había médicos en pueblos como los míos, ni siquiera jueces que testificaran sobre los nacimientos como le pasó a mi abuelo! Ni secretario, ni juez que firmase el acta. Y un buen español, que cuando le llamaron para ir a la mili volvió de Francia. Muchas veces lo digo, en la hora que volviste para lo mal que te trataron, a ti y a tus hijos, matándote, negándoles el pan...

Fue una situación muy dura la que vivieron nuestros mayores, que preguntando sobre los acontecimientos más importantes que recordase de aquellos tiempos, una persona mayor de Tardajos, estos días, me decía que la Guerra fue el acontecimiento que cambió sus vidas; y la buena, la industrialización que surgió en Burgos, y atrajo a todos los que trabajaban para los propietarios de las fincas como aparceros, agosteros o sementeros. Y gracias a ello, cambiaron de estatus, y les llegaron a superar a los ricos, porque poseían tierras, que ellos no las tenían y por eso no les costó nada cambiar de trabajo.