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TARDAJOS: ¡No iba a quedar yo como una lela! Que para gestionar...

¡No iba a quedar yo como una lela! Que para gestionar unos sacos de patatas no hace falta tener muchas luces, sino querer hacerlo. Y pensé que las mujeres tenían toda la razón del mundo, qué pintaban ahí unos sacos de patatas debajo de la escalera del ayuntamiento donde teníamos los palos de las escobas y los bancos para hacer gimnasia.

Me cogí un saco de patatas y lo examiné en casa, pues están perfectas, pensé. Porque no iba a repartirlas a nadie al buen tuntún, que si algo está estropeado se tira y punto. Dar lo que hay que tirar no es de recibo.

Después pensé en dos familias que las podrían aprovechar, y a una mujer de ellas, se lo pregunté tras mi paseo correspondiente, ¿Quieres patatas de las que sobraron del día de la Patata de Tardajos? Pues sí, me dijo. Ven a por ellas cuando puedas, le insistí.
Luego me fui a otra casa, que sabía yo que tampoco iban a poner pegas, y lo mismo. Seis sacos de patatas, pues tres a cada familia. Luego, me fui a mi casa, cogí una escoba y un recogedor y lo limpié. Que no te preocupes me dijo el alguacil que luego lo limpiarán las limpiadoras. Si, pero si por "hache" o por "pe" no lo hacen la que quedo mal soy yo. Y esta gestión la concluiré ya que la inicié.

Amontoné los sacos arrastrándolos, y le dije al alguacil ¿no querrás algún saco tú?

Y entonces me contó la historia de los sacos de las patatas.