¡Pero qué chulería de tío y cómo se pavonea! Sale, entra, viene, va, le pasa la patata caliente al otro, y él, a lucirse, a mirarnos por encima del hombro como si con nuestros pagos no pudiéramos hacer lo que más nos convenga.
En el momento que estuve yo allí, no atendió a nadie más, dándoselas de empleado atareado. El plumero se lo vi bien.
En el momento que estuve yo allí, no atendió a nadie más, dándoselas de empleado atareado. El plumero se lo vi bien.