En mis idas y venidas de mis paseos a mis huertos, vi que los chicos estaban en la calle con todos sus trastos, y yo, inocente de mi, pensé que estarían limpiando. Pero que va es que los habían echado, y los vaticinios tomaron cuerpo.
Ahí, viéndose en la calle, se ve que se encararon con los que consideraban los malos y los responsables de su desahucio, y a por ella. A insultarla a su gusto, llamándola de todo, según me han contado. Y claro, se ve que su marido perdió los nervió y se encaró a una muchacha. Con el incidente en caliente llegaron los padres de la niña y dijeron que no llegarían a mayores. Pero se rumorea que la chica fue al hospital e hizo un parte de lesiones, con lo que los vecinos míos, que no supieron contenerse, a lo mejor se encuentran un gran follón a costa de todas esos ratos de ocio juvenil. Pasarlo bien, a costa de los demás, sin parar en gastos.
Amenazar y cumplir las amenazas.
No sé pero si a mi me dicen que este comportamiento es de cristianos, que venga Dios y lo vea.
No sé si a estos muchachos les gustaría que a sus abuelos les trataran así. Si sus abuelos al verse así tratados serían capaces de contenerse y aguantar lo que se les exige a ellos.
También he oído que gracias a eso piensan sacar una pasta gansa de esos pobres abuelos. Como para fiestas estaban ellos, después de tanto disgusto, de ese día. Ahí ya si intervino la Guardia Civil y pasó ahí buen rato.
Y van dos días, y yo sí he visto que sigue pasando delante de la casa de María y Jesús, o al lado, para que no cante tanto. El primer día, cohetes y petardos, casi a ras de sus ventanas. Mucho ruido para tan pocas nueces y de tan mala calidad. Eso no es de personas civilizadas a mi entender.
Ayer más ruido y alboroto pero ya sin petardos ni cohetes. Y espero que esto no se vuelva a repetir, porque si no, voy a tomar cartas en el asunto, ya que estos vecinos míos han acudido a mi, en calidad de juez de paz, y pienso intervenir, en lo que haga falta.
Primero, hablar, segundo, hablar, tercero, seguir hablando con ellos, con sus padres o con quien haga falta, pero esto es intolerable. Si es necesario acudiré con el secretario del Juzgado de Paz de Estépar al ayuntamiento de Tardajos para intentar conciliar a los vecinos con los jóvenes o niños, junto con sus padres, y seguiremos hablando, dialogando hasta encontrar una solución al conflicto.
No me llamaron antes, pero nunca es tarde si la dicha es buena y se acaba la guerra.
Hay cantidad de sitios donde los chavales pueden disfrutar de las noches tardajeñas dejando a los vecinos en paz. Cantidad de casas abandonadas donde no se molestaría a nadie. A veces, calles enteras. Apostarse a fastidiar a unos vecinos para vengarse no es de recibo. Que ya no son jóvenes, que tienen muchos años, canas y achaques propios de la edad. Y si Dios quiere, todos llegaremos ahí por ley de vida.
Ahí, viéndose en la calle, se ve que se encararon con los que consideraban los malos y los responsables de su desahucio, y a por ella. A insultarla a su gusto, llamándola de todo, según me han contado. Y claro, se ve que su marido perdió los nervió y se encaró a una muchacha. Con el incidente en caliente llegaron los padres de la niña y dijeron que no llegarían a mayores. Pero se rumorea que la chica fue al hospital e hizo un parte de lesiones, con lo que los vecinos míos, que no supieron contenerse, a lo mejor se encuentran un gran follón a costa de todas esos ratos de ocio juvenil. Pasarlo bien, a costa de los demás, sin parar en gastos.
Amenazar y cumplir las amenazas.
No sé pero si a mi me dicen que este comportamiento es de cristianos, que venga Dios y lo vea.
No sé si a estos muchachos les gustaría que a sus abuelos les trataran así. Si sus abuelos al verse así tratados serían capaces de contenerse y aguantar lo que se les exige a ellos.
También he oído que gracias a eso piensan sacar una pasta gansa de esos pobres abuelos. Como para fiestas estaban ellos, después de tanto disgusto, de ese día. Ahí ya si intervino la Guardia Civil y pasó ahí buen rato.
Y van dos días, y yo sí he visto que sigue pasando delante de la casa de María y Jesús, o al lado, para que no cante tanto. El primer día, cohetes y petardos, casi a ras de sus ventanas. Mucho ruido para tan pocas nueces y de tan mala calidad. Eso no es de personas civilizadas a mi entender.
Ayer más ruido y alboroto pero ya sin petardos ni cohetes. Y espero que esto no se vuelva a repetir, porque si no, voy a tomar cartas en el asunto, ya que estos vecinos míos han acudido a mi, en calidad de juez de paz, y pienso intervenir, en lo que haga falta.
Primero, hablar, segundo, hablar, tercero, seguir hablando con ellos, con sus padres o con quien haga falta, pero esto es intolerable. Si es necesario acudiré con el secretario del Juzgado de Paz de Estépar al ayuntamiento de Tardajos para intentar conciliar a los vecinos con los jóvenes o niños, junto con sus padres, y seguiremos hablando, dialogando hasta encontrar una solución al conflicto.
No me llamaron antes, pero nunca es tarde si la dicha es buena y se acaba la guerra.
Hay cantidad de sitios donde los chavales pueden disfrutar de las noches tardajeñas dejando a los vecinos en paz. Cantidad de casas abandonadas donde no se molestaría a nadie. A veces, calles enteras. Apostarse a fastidiar a unos vecinos para vengarse no es de recibo. Que ya no son jóvenes, que tienen muchos años, canas y achaques propios de la edad. Y si Dios quiere, todos llegaremos ahí por ley de vida.