Además, a un tiempo que vivió Don Baldomero Pampliega, tuvo un cronista particular, Don Román Pardo- cuyas crónicas están escritas en verso. Me hizo mucha gracia, pues lo que uno hacía, el otro lo escribía.
Y sin embargo, Román Pardo ha pasado algo desapercibido en esta historia. Era natural de Páramo del Arroyo y fue maestro en Rabé de las Calzadas.
Don Baldomero fue un buen cirujano especializándose en las operaciones de cataratas y de otras dolencias oculares. Ejerció la medicina por toda España y un buen día decidió marcharse a Buenos Aires. Como anécdota, el viaje le salió gratis al ejercer su profesión durante la travesía a América. Después de mucho tiempo, y ya con 46 años, decidió regresar a su pueblo natal con la fortuna que fue capaz de conseguir dedicado a cirugía ocular. Empleó su tiempo y su dinero en hacer reformas en el pueblo, dotarlo de un colegio para niñas, biblioteca y legando sus bienes a los pobres, también. Murió de una pulmonía mientras arreglaba él mismo la torre de la iglesia de Santa Marina. Sin duda fue un buen ejemplo para su sucesor: don Francisco Riberas Pampliega, del que ya todos hemos oído hablar.
Y sin embargo, Román Pardo ha pasado algo desapercibido en esta historia. Era natural de Páramo del Arroyo y fue maestro en Rabé de las Calzadas.
Don Baldomero fue un buen cirujano especializándose en las operaciones de cataratas y de otras dolencias oculares. Ejerció la medicina por toda España y un buen día decidió marcharse a Buenos Aires. Como anécdota, el viaje le salió gratis al ejercer su profesión durante la travesía a América. Después de mucho tiempo, y ya con 46 años, decidió regresar a su pueblo natal con la fortuna que fue capaz de conseguir dedicado a cirugía ocular. Empleó su tiempo y su dinero en hacer reformas en el pueblo, dotarlo de un colegio para niñas, biblioteca y legando sus bienes a los pobres, también. Murió de una pulmonía mientras arreglaba él mismo la torre de la iglesia de Santa Marina. Sin duda fue un buen ejemplo para su sucesor: don Francisco Riberas Pampliega, del que ya todos hemos oído hablar.
Estimada Carmen, espero esteis bien, he leido tus comentarios sobre las crónicas de Don Román Pardo sobre Baldomero Pampliega, me gustaria mucho poder leer estas cronicas, muchas gracias Carlos Pampliega