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TARDAJOS: HOMBRES Y TIERRAS DE TARDAJOS por SEVERIANO PAMPLIEGA...

HOMBRES Y TIERRAS DE TARDAJOS por SEVERIANO PAMPLIEGA NOGAL

-LA FIESTA DE LOS MACABEOS-

Entrando a la iglesia por la puerta principal, pasando, la parte baja del Coro, a mano izquierda, en la pared lateral de enfrente, está el Retablo con el altar de dichas reliquias. Las de aquellos siete hermanos que por no renegar de su fe cristiana, sufrieron martirio en tiempos del Rey Antíoco IV de Comagene, capital y provincia de Siria, allá por los años del 38 al 73 de nuestra Era.

A primera vista, tratándose de un pueblo agrícola como Tardajos, poco o nada tendrían que ver con estas labores de campo. Pero tiene una hermosa explicación. Siempre que amenazaba la tormenta, más aún si era de pedrisco, con el riesgo y el destrozo que supone para las cosechas, amparándose en esa fe tan especial de labrador, tan arraigada como su arboleda y alimentada como sus frutos, tocaban ese día las campanas a "conjurar" la tormenta.
El señor Cura sacaba las Reliquias a la puerta de la Iglesia, rezaba sus preces a las que respondía todo el pueblo con el "Padrenuestro" y a la señal de la Cruz, trazada en el aire con el Relicario, en un santiamén cesaba la tormenta.
Lo afirmo yo que he visto y lo he vivido más de una vez desde mi niñez.
Como quien corre el telón de un inmenso escenario hasta el horizonte, iban desapareciendo los nubarrones y se abría de nuevo el cielo límpido y azul (en verdad que la fe mueve montañas).
Por extraño que os parezca y para refrendar lo que os digo, os voy a contar no un cuento, sino un hecho realmente extraordinario y totalmente fidedigno.
La provincia de Burgos tiene merecida fama de ser muy fría. Con razón dice la gente que en Burgos sólo hay dos estaciones: "la del invierno y la del ferrocarril" como habréis oído. Es verdad que en verano hace calor como en todas partes, pero menos. Los atardeceres y las noches son bastante más fresquitas y más agradables. Pero también como en todas partes se dan las tormentas que llamamos "secas": rayos, truenos y granizos, y que son peores que las de la época de lluvias.

Pues bien. Un día en pleno mes de agosto, tocaron a rebato las campanas a "conjurar" la tormenta. Inmediatamente fueron a avisar al Sr. Cura para que sacara las reliquias. Pero no estaba. Su sobrina Concha tampoco. Entonces los mozos de Salomón el "Caracol" a la cabeza se dirigieron al Convento de los PP. Paúles para que uno de ellos fuera a la iglesia a sacarlas.
Los frailes dijeron que no podían hacer nada. Ante esa negativa, de la insistencia se pasó a la amenaza. "El Caracol" les soltó una letanía de improperios y otras lindezas que ya os podéis suponer. Les puso de "Chupa de Domine", nunca mejor dicho.