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TARDAJOS: LA ANÉCDOTA DEL DÍA...

LA ANÉCDOTA DEL DÍA

Hoy tendremos a la tarde un buen festival de tres grupos de distintos puntos de España. Uno de Galicia y dos de Castilla y León, el local y el palentino que se puede ver en el cartel. Gran disfrute.

Pero hay algo que contar.

Los grupos se han alojado en el polideportivo, y me imagino que habrán pasado buena noche y bonito despertar. La presidenta fue al ayuntamiento pues tenían el desayuno en la sala de los mayores del ayuntamiento, donde se suelen hacer las comidas, meriendas, cenas y otros actos, de todo tipo. Allí es donde se tiene todo preparado para la actuación de hoy, que si adornos, y quizás, haciendo un acto de imaginación la merienda o la cena, y los regalos. No he ido precisamente a saber de ello, y menos tan pronto.

Vino Sara a mi casa, porque resulta que la alarma sonó a las nueve y pico, hora en que fueron a por el desayuno que estaba en el ayuntamiento. Me dijo que si sabía como quitar la alarma y me fui con ella, que era quien más a mano le venía. Y en la época en que estaba en el ayuntamiento la solía quitar fácilmente, dando simplemente a "reset", pero ahora no se quitaba. Así que lo más fácil, llamar al alcalde por whatsapp que me dijeron que ya le habían llamado al móvil y no lo localizaban.
Volví con la cabeza a punto de estallar por tanto pitido, como si en mi cabeza se hubieran alojado cien mil grillos al estar tan cerca de los chiflidos. Y en un mensaje cortito y rápido por whatsapp al alcalde éste me respondió al momento.
Que ya le habían llamado y que iba al colegio, que no sabían apagar la alarma. Pero yo del colegio no sabía nada, sólo del chirriante ruido del ayuntamiento.
Pues hijo ya es mala suerte dos alarmas en el mismo día y en la misma hora. Hala, hala, vete y llama a quien sepa la clave. Que al parecer en el ayuntamiento ya ha parado de sonar.
Así que ya estaba mi café listo y a desayunar. Y otra llamada al móvil.
Otra vez el alcalde, que la alarma del colegio no había sonado, y era la del ayuntamiento nada más. Que alguien le llamó diciendo que sonaba allí... Mañana de disparates, de un jueguecillo al que solíamos jugar en la plaza de Ciruelos del Pinar. El juego de los disparates. Alguien te contaba algo, y tu también, y luego lo poníamos en común, Carlitos me ha preguntado tal cosa, y Lourdes me contestado tal otra. Y risa que risa. Pues hoy parecido y a la hora del desayuno. Motivo común para muchos, y por diferido.

Algo más que contar que mucho ya se habrán contado entre los tres grupos. Hasta la clave de la alarma me ha dicho, pero desde luego, que una casualidad así no se repite a menudo, así que ni atención, que tampoco hay que saber de todo.