LO TARDAJEÑO SUELE SER LO AUTÉNTICO
Me lo han demostrado los frutos, las cosechas y las personas. Tras reflexionar un poco y darme cuenta de varias realidades tengo a gala decir que lo tardajeño, auténtico y puro es de lo mejor que existe. Y si no, a las pruebas me remito, cómo a muchas nos ha atraído tanto el espíritu tardajeño en sus muchas variantes. Nos hemos venido a vivir aquí muchas, por nuestros maridos, que tanto amor tienen a su pueblo y que también lo demuestran de muchas formas. Algunos, resistiendo, si es preciso, para seguir en su tierra natal a costa de lo que hayan tenido que aguantar. Algo debe tener la tierra cuando les atrae tanto.
Luego están las amigas, unas de las mejores amigas mías son tardajeñas, aunque no vivan aquí, o hayan regresado o si residan. Es el espíritu del que os hablaba antes. Que luego, muchas que tienen a Tardajos como suyo propio no son ni de Tardajos. Y algunas, flaco favor que le han hecho nunca aunque lo pongan por bandera, y cuando les interesa especialmente.
Es que algunas no las he visto nunca hacer nada por este pueblo que tanto dicen defender. Primero, sus derechos, y denunciando si era posible al ayuntamiento. Primero ellas, y después, también ellas. Muchas que no somos de Tardajos hemos hecho lo que hemos querido y tenido que hacer, pero otras, ni una simple tortilla.
Y luego su Tardajos del alma. Y quien dice una tortilla, dice otras cosas que muchas hacen voluntariamente y por amor a su pueblo. Entre otras, formar parte de muchas iniciativas culturales desde que se formaron, colaborando activamente en muchas actividades, también culturales y sociales. O barriendo o limpiando en la iglesia. O escribiendo donde sea, como es mi caso. Y gratis, por amor a Tardajos, aunque no lo quieran reconocer muchas y algunos.
El Tardajos de los buenos escritores, de nuestro genial inventor, de los ejemplares misioneros... Hay mucho Tardajos y me pesa que lo que más se sepa de él sea lo mal que algunos han hecho de Tardajos. Luego, la culpa del que escribe o cuenta realidades como templos.
Y lo cambiantes que son algunas dependiendo de quienes manden.
Me lo han demostrado los frutos, las cosechas y las personas. Tras reflexionar un poco y darme cuenta de varias realidades tengo a gala decir que lo tardajeño, auténtico y puro es de lo mejor que existe. Y si no, a las pruebas me remito, cómo a muchas nos ha atraído tanto el espíritu tardajeño en sus muchas variantes. Nos hemos venido a vivir aquí muchas, por nuestros maridos, que tanto amor tienen a su pueblo y que también lo demuestran de muchas formas. Algunos, resistiendo, si es preciso, para seguir en su tierra natal a costa de lo que hayan tenido que aguantar. Algo debe tener la tierra cuando les atrae tanto.
Luego están las amigas, unas de las mejores amigas mías son tardajeñas, aunque no vivan aquí, o hayan regresado o si residan. Es el espíritu del que os hablaba antes. Que luego, muchas que tienen a Tardajos como suyo propio no son ni de Tardajos. Y algunas, flaco favor que le han hecho nunca aunque lo pongan por bandera, y cuando les interesa especialmente.
Es que algunas no las he visto nunca hacer nada por este pueblo que tanto dicen defender. Primero, sus derechos, y denunciando si era posible al ayuntamiento. Primero ellas, y después, también ellas. Muchas que no somos de Tardajos hemos hecho lo que hemos querido y tenido que hacer, pero otras, ni una simple tortilla.
Y luego su Tardajos del alma. Y quien dice una tortilla, dice otras cosas que muchas hacen voluntariamente y por amor a su pueblo. Entre otras, formar parte de muchas iniciativas culturales desde que se formaron, colaborando activamente en muchas actividades, también culturales y sociales. O barriendo o limpiando en la iglesia. O escribiendo donde sea, como es mi caso. Y gratis, por amor a Tardajos, aunque no lo quieran reconocer muchas y algunos.
El Tardajos de los buenos escritores, de nuestro genial inventor, de los ejemplares misioneros... Hay mucho Tardajos y me pesa que lo que más se sepa de él sea lo mal que algunos han hecho de Tardajos. Luego, la culpa del que escribe o cuenta realidades como templos.
Y lo cambiantes que son algunas dependiendo de quienes manden.