Pues yo si tengo la valentía necesaria, y así se lo dije, "ven y dime a la cara todo lo que me estás diciendo por teléfono, que lo soportaré y si puedo, te lo rebatiré", y en presencia de nuestro cura párroco Don Gonzalo, como así amenazaba. Pero no volvió, prefirió irse al bar a tomarse una copa de vino para calmar la rabia y a la vez refugiarse en los brazos de Baco.