Las imágenes engañan, está más que visto. Me ha salido una foto filosófica, sin quererlo. Como digo en el título, pura magia que me recuerda a las sombras de la caverna de Platón. Resulta que hago la foto y aparece mi sombra en ella. Aparezco y soy quien hace la foto. Y Sami que es el fotografiado parece que está viendo sombras chinescas de sí mismo, y encima ni lo sabe, porque es un perro.