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Os decía que ya en otra ocasión me vi lesionada, de los dos peronés, y por un atropello. Fue muy distinto porque esta vez fui consciente de lo que me ocurría, yo misma llamé al 112, controlé todo hasta el momento de la operación. Aquella primera vez tenía 16 años, y me desperté en el hospital sin saber qué me había pasado. Debido al impacto sufrí amnesia y nada he vuelto a recordar al respecto. Por otra parte no fue grave, simplemente procedieron a colocarme unas escayolas que pasado el tiempo me quitaron y pude caminar normalmente, y caminar fue mi rehabilitación, nada más pero con mucho dolor porque una vez que te quitan la escayola la sensación que tienes es que todavía está partido el hueso y nos duele muchísimo.
De una situación así saqué en limpio la amistad de mis amigas, gané otras más, y afiancé la afición a la lectura y seguí mis lecciones desde casa contando con los apuntes de mi amiga y la facilidad que me dieron mis profesores... Me perdí un viaje que me regalaban por haber aprobado todo hasta la fecha... No hay nada perfecto. De sacar fuerzas de flaqueza nos enriquecemos, por unas fuerzas interiores que se llaman resilencia. No todo lo malo que te pasa es malo en general, sino que siempre se puede extraer una lección, o sacar algo de esa desgracia, que nos hace crecer y ser más fuertes y mejores.
En esta segunda ocasión, seguí leyendo los libros que ya tenía empezados y que acabé en el hospital. El viaje ya lo había realizado, nadie me necesitaba pues todos en mi casa vuelan por sí mismos... Entonces, dices que si había de llegar, te pilla en el mejor momento. ¿Qué hubiera sido si esto me pasa cuando debía llevar a mis hijos a sus clases, cuando mi marido no estaba aquí, ni pensarlo quiero en un medio tan difícil como ha sido éste. Y eso precisamente me ha ido haciendo cada día más fuerte también.
De una situación así saqué en limpio la amistad de mis amigas, gané otras más, y afiancé la afición a la lectura y seguí mis lecciones desde casa contando con los apuntes de mi amiga y la facilidad que me dieron mis profesores... Me perdí un viaje que me regalaban por haber aprobado todo hasta la fecha... No hay nada perfecto. De sacar fuerzas de flaqueza nos enriquecemos, por unas fuerzas interiores que se llaman resilencia. No todo lo malo que te pasa es malo en general, sino que siempre se puede extraer una lección, o sacar algo de esa desgracia, que nos hace crecer y ser más fuertes y mejores.
En esta segunda ocasión, seguí leyendo los libros que ya tenía empezados y que acabé en el hospital. El viaje ya lo había realizado, nadie me necesitaba pues todos en mi casa vuelan por sí mismos... Entonces, dices que si había de llegar, te pilla en el mejor momento. ¿Qué hubiera sido si esto me pasa cuando debía llevar a mis hijos a sus clases, cuando mi marido no estaba aquí, ni pensarlo quiero en un medio tan difícil como ha sido éste. Y eso precisamente me ha ido haciendo cada día más fuerte también.