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TARDAJOS: Mi propio caso...

Mi propio caso

Resulta que tengo tres cazadores en casa. Mi marido y mis dos hijos. Y él nos quiso emplumar a todos los socios lo que no nos correspondía. Y yo voy a ir a pelar patatas, a prestar mi garage, a cocinar tortillas, guisos, a servirlas, y todo para que éste peculiar personaje se luzca con mi trabajo. Ni por esas. Y luego hay más.

Tuvimos nuestras cuitas siendo yo jueza de paz de Tardajos, y secretaria de la Fundación para Fines Sociales "Doña Dominica Angulo". De tres reuniones,él sólo acudió a dos. En la última, se fue de vinos por estar de morros. Y ahí se quedó "la tercera preferida", puesto que él podría decidir ya al ser alcalde, mi relevo, dada mi manera de ser tan altiva y contestataria.

La primera fue el 18 de junio, en su casa, junto con el Cura párroco y Presidente, Don Gonzalo. Fue una reunión meramente protocolaria, y con un único punto del día: la aceptación de su cargo de Vicepresidente de la Fundación, al haber sido elegido alcalde. Y yo accedí buenamente a que esa reunión fuera en su casa, ya que decía que tenía merienda. Le dí de alta y punto.

La segunda, también nos dijo que si queríamos que fuera en su casa, y por lo mismo, que tenía merienda, incluso con el cura Don Gonzalo. Y don Gonzalo y yo, yo accedimos. Acordamos una serie de cosas que nunca se llegaron a efecto, y antes de la trifulca final, que la hubo y gorda.

¡Cuántas cosas iba a hacer! yo me encargo, decía. Sin embargo para el 17 de septiembre, todo cambió. A tal efecto, todavía era jueza de paz pero ya había sido relegada de mi puesto en agosto por el nuevo equipo municipal. Con antelación, y antes de acabar mi mandato, nombraron nuevos cargos. Hasta noviembre no se dio fin a mi mandato puesto que en agosto todavía no habían pasado los cuatro años estipulados por ley de mi legislatura como se dijo en cierto pleno. Mi legislatura concluiría en octubre, y luego me la reanudaron hasta noviembre, en que efectivamente cesé en el cargo.

Ah, vale, ya no seré juez, me dije el 18 de septiembre, pero me queda la palabra, que es la que sigo teniendo, y sigo usando. Y me puse a escribir en este foro, tan alegremente. Cuando, justo al terminar me llamó al orden, y me pidió explicaciones de por qué escribía en esos términos.

-Pues porque siempre he escrito como he creído conveniente y sin dar explicaciones a nadie.- No sé de qué me acusó, de difamación, de insultarle, de no querer a Tardajos, de faltar el respeto a todo zurriburri, etc... Ocurrió justo el día de la reunión, el 18 de septiembre. Me puso la cabeza muy cargada.
- Ya nos veremos esta tarde-, me dijo muy enfadado,- y hablaremos cara a cara. Y te vas a enterar de lo que te voy a decir.
- Pues vale, que miedo no te tengo en absoluto, me dices a la cara lo que quieras y esta misma tarde.-le dije, - Pero que sepas que no vamos a celebrar la reunión en tu casa, sino en la Casa Parroquial, que es lo que procede legalmente. Será la última y se hará como debe ser, y no por tu conveniencia. Que a mi tus meriendas me importan bien poco.
En eso quedamos, mas no acudió a decirme a la cara todo lo que me dijo por teléfono. Incluso, que me podía denunciar por escribir. Me asusté algo, borré todo lo escrito, con la esperanza de poderlo escribir mejor.

Después de un rato prudencial, que le dije a don Gonzalo que empezáramos la reunión, el mismo cura párroco me dijo que Chema no vendría que yo le había herido profundamente, que estaba muy dolorido... Vamos que se confesó con él, y entonces no tuve más remedio que contarle mi propia versión de los hechos.
Que porque él no viniera no iba a celebrarse la reunión... Eso ya pasó con Santi una vez, y la reunión se celebró igualmente. Que iba a ser la última, pues las cosas hay que dejarlas bien selladas y firmadas por los asistentes. Y más hice hasta acabar mi mandato, dejarlo todo impecable, ordenado y listo para que los siguientes lo siguieran. Entregué las ayudas a los grupos y listo.