No os riáis que ya me río yo por todos. Con todo lo que escribo muchas veces me río sola, y eso no está bien, que hay que compartir. ¡Qué menos nos va a quedar que poder reír a gusto! En cada pueblo buscan un símbolo, aquí el perfecto es el cardo. Por muchos sitios hay cardos para parar un tren o dos. En las eras, pasando las escuelas, por el camino de la panadería... Es de lo poco que se respeta. Lo bueno, lo extirpan, y entonces es lo que queda. Y ya cuando se escarchan quedan de cine.