De todas formas tengo que decir que la gente de este pueblo, en especial, la gente mayor, todavía se acuerda de cómo estaba la plaza cuando no se habían hecho obras en ella. Y además es que les tocó hacerlas porque había unos barrizales de miedo, un arroyo que discurría por medio de la plaza, un juego de bolos particular del que disfrutaba todo el mundo, que no había fuente porque la hizo ese equipo de gobierno de entonces que regentaba Don Emilio, y un concejal de aquel entonces lo recuerda muy bien porque se hizo cuando el formaba parte de ese ayuntamiento, era de los más jóvenes y activo, en todos los sentidos. No había democracia y a los alcaldes los nombraba el gobernador de Burgos. Él lo recuerda muy bien, y cómo se acometió aquello sin dineros públicos. Por ese motivo, precisamente se le quedó muy gravado el asunto. Había un pilón para el ganado en la plaza. Lo cual nos da una idea que de plaza entonces tenía poco. La gente iba a por agua a la fuente también y regresaban llenos de barro. Lo que no entiendo es que haya gente que haya vivido aquí, sea de aquí, y diga tantas mentiras. Porque yo no soy de aquí, pero me preocupo, primero de dar el testimonio que he conocido y lo que no sé, lo pregunto a quien me lo pueda contar. Y lo contrasto con varias personas a ver si coincide. Y coincide con lo que una vez vine aquí me contaron. La verdad no tiene más que un camino si la queremos buscar y no apañar a nuestro capricho. Tengo de la restauración de la fuente mucho más de lo que salió en los periódicos porque no todo, por aquel entonces tuvo cabida, y lo contaré. Que precisamente envié una queja porque las obras no se ajustaban a lo que tenían que hacer, restaurar y no inventar lo que se correspondía con la realidad.