En todo momento hay noticias contundentes. De una parte, lo que salta a la prensa; y de otra lo que en realidad sucede que suele ser anterior. Esta noticia, que se publicó en Diario de Burgos el 30 de julio, tenía una base jurídica, ya que el 22 de junio, los concejales del PP de Tardajos habían presentado una denuncia en los juzgados de Burgos. Desde fuentes extraoficiales, es decir, desde los comentarios que van y vienen en los pueblos, se decía que la fiscalía no iba a admitir tal denuncia. Así se lo decía el señor alcalde a los suyos, muy seguro de sí mismo y por guardar las apariencias, y por poner en práctica, quizás las lecciones que estudia en las consultoras de imagen, del que debe ser asiduo.
Y lo que pasa es que la Justicia, es un embudo, que encima se nutre de los políticos de turno que son quienes más la aturullan hasta pasar por el tubo fino que sustenta.
En los pueblos, y mas desde que gobierna este partido, y lo digo por mí misma, hasta las paredes oyen. Me pasa a mí desde que soy tan asidua a los plenos, que encima, cantidad de gente me cuenta cosas, y otras, lo reconozco, me las imagino.
No hace mucho, salí a mi terraza a tender la ropa, y vi al señor alcalde con el señor teniente alcalde, y éste primero le dijo al segundo, "tú como vicepresidente.... bla, bla, bla..." (no oí más) Y yo me dije, ¡pero si es teniente de alcalde!, y enseguida caí en la cuenta, ah, vicepresidente de la Escuela de Fútbol... acabáramos que ya se por donde vienen los tiros. Me vieron, y en seguida el alcalde invitó al teniente de alcalde a meterse en su coche, porque había ropa tendida en mi balcón. No lo iba a saber yo si yo misma me la tiendo. ¡Qué risa!, me dije, ya sé de qué va el tema, y poco después me lo confirmaron. ¡La famosa denuncia!, que no es extraño que se me hubiera olvidado después de lo poquísimo que ha llovido desde entonces, con un verano tan seco.
Es un pueblo, Tardajos, por mucho que algunos quieran hacer de él un pueblo futurista... por mucho que hayan querido tergiversar la esencia de un pueblo... Por mucho que tuvieran en mente acallar mi voz, desde el primer día del mandato del señor alcalde... y no lo ha conseguido. Porque soy libre de escribir lo que pienso y al único que tengo que rendir cuentas es al cocido de mi casa. A mis garbanzos, a mis patatas, a mis guisos y a mis calabazas. Mi cometido es limpiar todos los días las mierdas de mis perros, y sacarlos al campo; atender a los caprichos de mi gato, y dejarlo ir con viento fresco cuando me lo pide. Y no pensar si volverá o no, porque de los gatos nunca puedes estar segura. Son muy egoístas, van a lo suyo, a sus caprichos, esto me gusta, esto no me gusta... si no me haces caso, me voy. Y le digo, pues vete, majo, que ya volverás, a lo mejor trasquilado. Eres un gato, al fin de cuentas, y de astucia gatuna ya me has enseñado bastante. Y eso que todos los gatos no son iguales, cada cual es un mundo.
Y lo que pasa es que la Justicia, es un embudo, que encima se nutre de los políticos de turno que son quienes más la aturullan hasta pasar por el tubo fino que sustenta.
En los pueblos, y mas desde que gobierna este partido, y lo digo por mí misma, hasta las paredes oyen. Me pasa a mí desde que soy tan asidua a los plenos, que encima, cantidad de gente me cuenta cosas, y otras, lo reconozco, me las imagino.
No hace mucho, salí a mi terraza a tender la ropa, y vi al señor alcalde con el señor teniente alcalde, y éste primero le dijo al segundo, "tú como vicepresidente.... bla, bla, bla..." (no oí más) Y yo me dije, ¡pero si es teniente de alcalde!, y enseguida caí en la cuenta, ah, vicepresidente de la Escuela de Fútbol... acabáramos que ya se por donde vienen los tiros. Me vieron, y en seguida el alcalde invitó al teniente de alcalde a meterse en su coche, porque había ropa tendida en mi balcón. No lo iba a saber yo si yo misma me la tiendo. ¡Qué risa!, me dije, ya sé de qué va el tema, y poco después me lo confirmaron. ¡La famosa denuncia!, que no es extraño que se me hubiera olvidado después de lo poquísimo que ha llovido desde entonces, con un verano tan seco.
Es un pueblo, Tardajos, por mucho que algunos quieran hacer de él un pueblo futurista... por mucho que hayan querido tergiversar la esencia de un pueblo... Por mucho que tuvieran en mente acallar mi voz, desde el primer día del mandato del señor alcalde... y no lo ha conseguido. Porque soy libre de escribir lo que pienso y al único que tengo que rendir cuentas es al cocido de mi casa. A mis garbanzos, a mis patatas, a mis guisos y a mis calabazas. Mi cometido es limpiar todos los días las mierdas de mis perros, y sacarlos al campo; atender a los caprichos de mi gato, y dejarlo ir con viento fresco cuando me lo pide. Y no pensar si volverá o no, porque de los gatos nunca puedes estar segura. Son muy egoístas, van a lo suyo, a sus caprichos, esto me gusta, esto no me gusta... si no me haces caso, me voy. Y le digo, pues vete, majo, que ya volverás, a lo mejor trasquilado. Eres un gato, al fin de cuentas, y de astucia gatuna ya me has enseñado bastante. Y eso que todos los gatos no son iguales, cada cual es un mundo.