PLAZA MAYOR DE TARDAJOS
(mi compromiso escrito hace muchos años)
Eres centro y vida,
en otoño todavía hay rosas
que salen tímidas
por la inercia de la savia
que resiste a ser vencida.
Rosas cubiertas de fino rocío
y suave escarcha;
con pétalos rojizos
quemados a fuerza de frío,
refrescados y aliviados
también de lluvia, niebla y sol tibio.
Plaza, que en tu corazón
eres fuente que mana
bajo tus pies;
y tus nervios, son senderos
de tus vecinos y amigos
que has visto crecer.
Juegan niños y alborotan,
zascandiles de pies leves;
ahora corren o se esconden
tras tus árboles, los pinos y sauces.
Nunca imaginé, plaza, pueblo
que serías tan querido amigo.
He dejado la soledad para ser pueblo
y espigas veo crecer de vida.
¡Oh mi alma incomprendida!
A tus pies la dejo
para que hagas de mí:
fuente, que recite clara;
agua, que mane viva
y luz, para que no a acabe el día.
Carmen García
P. D: Por aquel entonces aún había sauces en la plaza... y estábamos en el siglo XX, aún.
(mi compromiso escrito hace muchos años)
Eres centro y vida,
en otoño todavía hay rosas
que salen tímidas
por la inercia de la savia
que resiste a ser vencida.
Rosas cubiertas de fino rocío
y suave escarcha;
con pétalos rojizos
quemados a fuerza de frío,
refrescados y aliviados
también de lluvia, niebla y sol tibio.
Plaza, que en tu corazón
eres fuente que mana
bajo tus pies;
y tus nervios, son senderos
de tus vecinos y amigos
que has visto crecer.
Juegan niños y alborotan,
zascandiles de pies leves;
ahora corren o se esconden
tras tus árboles, los pinos y sauces.
Nunca imaginé, plaza, pueblo
que serías tan querido amigo.
He dejado la soledad para ser pueblo
y espigas veo crecer de vida.
¡Oh mi alma incomprendida!
A tus pies la dejo
para que hagas de mí:
fuente, que recite clara;
agua, que mane viva
y luz, para que no a acabe el día.
Carmen García
P. D: Por aquel entonces aún había sauces en la plaza... y estábamos en el siglo XX, aún.