He dicho cuatro vientos. Los que la crisis y mi buena intención me ha permitido. Me he olvidado del primero y más importante, del real, del pueblo. Ayer me dijeron que ya estaba bien de tener el ayuntamiento cerrado a los mayores, como si yo fuera la responsable y porque me han visto trabajar de firme en la exposición. Y de viva voz tengo que dar mi versión de los hecho. Que a quien han cerrado la puerta ha sido a mi. Como los mayores son muy sufridos se han aguantado todo este tiempo de impedimento para poder usar la sala, su sala. Pero el domingo se fueron a jugar porque había un plazo y aunque la exposición estaba montada buscaron un hueco para sus juegos. Hoy, otra señora, la misma historia. Encima de lo uno, cargar con las culpas de lo otro. Yo, la responsable de que no haya juegos de cartas y naipes. Encima de burra, apaleada. Como tengo una voz estupenda, me explico de viva voz y a correr. Piensan algunas personas que me lo tengo merecido por prestarme sabiendo el percal. Es como revivir la vida que le tocó al buen Padre Mariano Díez Tobar, y ya no son aquellos tiempos tan siquiera. "No, no somos ni Romeo ni Julieta, aquellos que murieron por su amor, no, nosotros no tenemos que enfrentarnos, a nadie que se oponga a nuestro amor." como cantase Karina en mis años jóvenes. Lo que yo amo a este pueblo tiene la culpa de que acepte todo eso. Por Tardajos y por Mariano, eso y mucho más.