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Y ayer, menudo día de prensa para que el señor alcalde se luciera porque vinieron del Diario de Burgos a hacer los artículos de la fiesta de la Señora de la Asunción y San Roque, y por la tarde, tarde de tuta para rematar la jornada.
Viviendo tan céntrica me entero de todo aunque nadie me avise, y simplemente al ir a comprar el pan. Saludé a Patricia y vi cómo entrevistaban al alcalde en un banco de piedra de la plaza. Yo a lo mío, pero una ve y no puede dejar de verlo por más que quiera.
¡Y luego que no sabe cuando y qué días son las fiestas! Que no se lo pregunté yo, pero sí vi su respuesta, como todas, de no querer dar huevos a batir a nadie. En la fiesta de la Patata, sí para que le hagamos tortillas, guisos y platos. Para que se luzca y se vea su don de gentes... y diserte sobre el huevo, la yema, la clara, la patata y el cereal, y sin tener ni idea de todo ello ni de lo que significa que haya productos agrícolas. Ahí, ya sí que sabe. Sabe lo que quiere y lo que le conviene saber y cuanto menos sepamos los demás, mejor que mejor.
Por la tarde, la puerta del Ayuntamiento estaba a tope de huevos batidos, de los juegos de los niños con los quintos. Ya hay costumbre a jugar con lo que se come, y desde hace mucho tiempo. En mi infancia, jugábamos con huevos virtuales, que nos imaginábamos, con comidas virtuales, con juegos virtuales que nos llenaban de imaginación. ¡Tiempos aquellos! Cuando cantábamos, " aquí te espero, comiendo un huevo, patatas frítas y un caramelo". Y de ello, nada de nada, había. Todo inventado. Lo pasábamos de lo lindo, la verdad. ¡Tiempos aquellos!.
Viviendo tan céntrica me entero de todo aunque nadie me avise, y simplemente al ir a comprar el pan. Saludé a Patricia y vi cómo entrevistaban al alcalde en un banco de piedra de la plaza. Yo a lo mío, pero una ve y no puede dejar de verlo por más que quiera.
¡Y luego que no sabe cuando y qué días son las fiestas! Que no se lo pregunté yo, pero sí vi su respuesta, como todas, de no querer dar huevos a batir a nadie. En la fiesta de la Patata, sí para que le hagamos tortillas, guisos y platos. Para que se luzca y se vea su don de gentes... y diserte sobre el huevo, la yema, la clara, la patata y el cereal, y sin tener ni idea de todo ello ni de lo que significa que haya productos agrícolas. Ahí, ya sí que sabe. Sabe lo que quiere y lo que le conviene saber y cuanto menos sepamos los demás, mejor que mejor.
Por la tarde, la puerta del Ayuntamiento estaba a tope de huevos batidos, de los juegos de los niños con los quintos. Ya hay costumbre a jugar con lo que se come, y desde hace mucho tiempo. En mi infancia, jugábamos con huevos virtuales, que nos imaginábamos, con comidas virtuales, con juegos virtuales que nos llenaban de imaginación. ¡Tiempos aquellos! Cuando cantábamos, " aquí te espero, comiendo un huevo, patatas frítas y un caramelo". Y de ello, nada de nada, había. Todo inventado. Lo pasábamos de lo lindo, la verdad. ¡Tiempos aquellos!.