El
pueblo de
Tobera, dependiente en nuestros días de la ciudad de
Frías, fue muy famoso por los
molinos, pisones y batanes, movidos por la fuerza hidráulica generada por el
río Molinar —de ahí su topónimo—, en los que aprovechando la fuerza motriz del río se manufacturaban, ya desde el siglo XIII, lanas, linos y papeles. Estos, los primeros que se fabricaron en Castilla, fueron muy demandados por las más influyentes instituciones del reino. Casi todo el papel empleado por los canónigos de la
Catedral de
Burgos procedía de Tobera.