Es un pueblo con encanto. Tiene un frontón para los amantes de la pelota vasca y sus distintas modalidades. Miles de caminos con los que hacer rutas con la bici. Un río donde pescar y para los más osados bañarse. Unas piscinas nuevas (al otro lado del río). Sólo le falta poder tapear en los bares, que ya tiene 3: Los Cantos, El Pesca y el de Felipe. Os animo a que hagais una visitilla por la tierra.